La Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud (Ssa) emitió un aviso a médicos sobre el protocolo a seguir cuando reciban un caso sospechoso de viruela símica, conocida también como viruela del mono, aunque no hay casos en México y se mantienen los registros en 12 países.
El virólogo Jaime Bustos, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dijo a La Razón que se emite este aviso por el hallazgo de casos en muchos países; “empezó en Inglaterra, pero ya hay múltiples casos en Europa, también llegó a Estados Unidos y la OMS (Organización Mundial de la Salud) decide mandar la alerta”.
Explicó que la enfermedad se transmite por contacto directo, pero la ventaja es que sus síntomas son visibles, ya que empiezan a salir ampollas en mano y cara, y la gente se percata del padecimiento.
“La persona contagiada se debe aislar y se evita que el virus se siga propagando… Entonces, si estuviéramos en contacto con un enfermo, es lavarse las manos, usar cubrebocas. No hay medicamento.
“Pero una vez que pasa la enfermedad, los síntomas van desapareciendo; por ejemplo, las ampollas que salieron; se hace una costra y se cae, pero no hay un tratamiento, sólo son las medicinas para los síntomas como la fiebre y dolor muscular, entre otros”, mencionó.
En un comunicado, la Ssa señaló que, en el contexto internacional vigente, el Comité Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Conave) publicó un aviso con el propósito de que todas las unidades médicas de primero, segundo y tercer niveles de atención, reporten los casos sospechosos que se identifiquen.
Destacó que la primera fase que se desarrolla en los primeros cinco días se caracteriza por fiebre, dolor de cabeza intenso, ganglios inflamados, dolor de la espalda baja, dolores musculares y falta de ganas de moverse o hacer alguna actividad física.
La segunda fase es la aparición de pequeñas ampollas, que inicia los días uno y tres después del inicio de la fiebre; en ese momento, aparecen las distintas fases del sarpullido que, por lo general, afecta primero la cara y, posteriormente, se extiende al resto del cuerpo.
La dependencia destacó que el diagnóstico se realiza por reacción de la polimerasa en cadena (PCR), en muestras de exudado húmedo o seco de las lesiones cutáneas, preferentemente el líquido de las vesículas o pústulas, y alternativamente, las costras. Indicó que, hasta el momento, no se ha identificado como una enfermedad de transmisión sexual y no existe tratamiento específico.
“Este padecimiento cursa con dos periodos clínicos que, generalmente, se quitan sin complicaciones entre dos y cuatro semanas después de los síntomas”, precisó.
Cuando se esté físicamente cerca de una persona enferma, la dependencia recomendó usar mascarilla médica, especialmente si está tosiendo o se tiene lesiones en la boca; lavar la ropa, toallas, utensilios para comer y sábanas que hayan estado en contacto con la persona enferma, utilizando agua tibia y detergente; limpiar y desinfectar los espacios en los que se haya encontrado un enfermo.