Ximena Arrieta, dentista de 27 años en una clínica privada en Polanco, se contagió dos veces de Covid-19, y hasta ahora no ha sido vacunada porque no fue considerada entre la población de riesgo de los trabajadores de la salud. Debido a ello fue que se aisló y cinco meses después los malestares desaparecieron.
“En agosto de 2020 me contagié por primera vez. En ese momento perdí el gusto y el olfato, con tos seca, cuerpo cortado, dolor de cabeza y tuve gripas muy fuertes. Solamente estuve aislada en mi casa en la alcaldía Gustavo A. Madero, pero me recuperé hasta enero; o sea, tuve cinco meses las consecuencias del Covid-19”, confió.
Sin embargo, el pasado 7 de julio volvió a contagiarse en la tercera ola que comenzó hace un mes en el país, lo que, asegura, le “pegó” por ser población de jóvenes que están en riesgo por las variantes: “sí, me acabo de contagiar, y fui a realizarme una prueba, pero volví a salir positiva, por ello mis jefes me ordenaron que me aislara otra vez”.
Ximena ahora tiene dolor en articulaciones, fiebre intermitente y tos seca, pero ya con molestias en los pulmones; aparte de dolores de cabeza constantes: “mi oxigenación ha bajado hasta 92 como máximo y lo que más me duele son las articulaciones”.
“No sé cómo me contagié, pero pienso que fue por un paciente, porque no ocupo transporte público. Ahorita estoy aislada y padeciendo los síntomas del virus, pero me urge que me vacunen, aunque tengo la incertidumbre de si puedo, ya que tuve y tengo Covid-19, e ignoro si soy candidata para que me apliquen la dosis. La inmunidad solo me duró 10 meses”, explicó a La Razón.
Sofía Vargas, de 21 años y estudiante de Diseño Gráfico en la Universidad Mexicana en Naucalpan, se contagió el 18 de junio luego de asistir a una fiesta de boy scouts, donde también se enfermaron seis compañeros más.
“En esa fiesta se contagiaron seis compañeros más de mi edad. Los síntomas que tuve son dolores en el cuerpo, una presión rara en mi cuerpo y dolores de cabeza constantes. Vivir con Covid-19 ha sido bastante difícil, porque en mi casa viven mis abuelitos y mi hermana de 14 años; tengo preocupación por ellos, por lo que me aislé totalmente y desde ahí tomé mis clases”, agregó.
Dijo que lo más difícil es no poder estar con sus familiares, porque pensó que se salvaría del virus y no se contagiaría; sin embargo, cree que por su edad los síntomas no fueron tan fuertes, lo que también agradece.
José Diego Trevilla, empleado de 26 años de la alcaldía Coyoacán, se contagió en una reunión familiar el pasado 22 de junio, y cree que fue porque dos de sus familiares ya tenían el virus, aunque en ese momento eran asintomáticas.
“Estuve aislado primero dos semanas y me faltan dos semanas más, me dijeron que es por prevención. Tuve dolor de cabeza, cuerpo cortado, ojos rojos, temperatura, diarreas, tos, pérdida de olfato y un cuadro fuerte de gripa”, dijo.
José no ha recuperado el olfato, pero en su última revisión, el doctor le dijo que ya puede vacunarse: “no es nada placentero, sí la pasas mal por los síntomas y por el encierro. Yo sí recomiendo seguirse cuidando y si van a salir, ponerse cubrebocas, ya que tengo varios conocidos que están contagiados y son de mi edad”.
En los tres casos, los jóvenes piensan que les afectó la tercera ola de contagios que vive el país por su edad y por no estar vacunados.
- El dato: Cofepris liberó para uso de emergencia cuatro lotes de dos millones 313 mil 480 vacunas de AstraZeneca y CanSino, envasadas en México.