Felipe VI asume como Rey y ofrece integridad

Fotos AP

En Madrid

En cuatro momentos, todos cargados de austeridad, Felipe VI asumió ayer el trono de España para poner en marcha, según dijo, “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, en un día que fue histórico para miles de madrileños que aprovecharon el día de asueto y salieron a las calles del centro de Madrid a admirarlo y vitorearlo.

Descrito como el hombre más preparado para asumir la corona, Felipe, de 46 años, delineó en 25 minutos, y en sólo dos mil 998 palabras, las prioridades de la Casa Real para el futuro mediato e inmediato.

Fue a las 10:52 cuando arrancó el primer discurso de su reinado con un agradecimiento primero al pueblo español y luego a su padre, “el rey de todos los españoles”, por la ardua labor que llevó a cabo durante 39 años. También a su madre, lo cual provocó aplausos y que la reina Sofía se levantara de su silla agradecida y conmovida.

El rey puede “contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles”, dijo Felipe, en la parte política de su alocución.

Ofreció una monarquía que actúe con ejemplaridad, con una conducta íntegra, honesta y transparente, abierta, comprometida y cercana con los ciudadanos. Habló de la importancia de la unidad de los españoles en situaciones difíciles como las que se viven hoy en día en España.

Inevitablemente tocó el tema de la crisis económica: “Quiero también transmitir mi cercanía y solidaridad a todos aquellos ciudadanos a los que el rigor de la crisis económica ha golpeado duramente hasta verse heridos en su dignidad como personas”.

Y de las tensiones territoriales, especialmente con Cataluña: “En esa España, unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley, cabemos todos; caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español”.

En la parte final dijo “muchas gracias” en las lenguas que se hablan en su país (castellano, catalán, euskera y gallego), en un acto de respeto y reconocimiento de la pluralidad y la diversidad de su gente. En ese momento todos, a excepción de Artur Mas, el presidente de la Generalitat Catalana, el vasco Iñigo Urkullu, y miembros de los Partidos CiU Y PNV, aplaudieron a rabiar.

Aunque fue el más importante, no fue ese el primer momento de su entronización. Este ocurrió una hora y media antes, pasadas las 9:00 horas, en el Salón de Audiencias en el Palacio de La Zarzuela cuando en un acto castrense, Juan Carlos Ie impuso el fajín rojo de Capitán General del Ejército del aire, de la Armada y del Ejército de Tierra, inherente al cargo de Rey.

El aditamento que le confirió el nuevo rango se integró a la vestimenta compuesta ayer por el uniforme de gala del Ejército de tierra: una guerrera azul con tirilla y puños blancos, pantalón azul, zapatos y calcetines negros, guantes blancos, gorra de plato azul, la faja de capitán general y cuatro condecoraciones.

Con semblante marcial, Felipe, la mayor de las veces serio, de discretas sonrisas, abordó un Rolls-Royce Phantom IV negro —que perteneció al general Francisco Franco en la dictadura— y se dirigió al Congreso de los Diputados donde lo esperaban miles con gritos de “¡Felipe, Felipe!” y ondeaban banderas rojiamarillas.

Mireya Molinuevo, una empleada doméstica de 40 años, y cientos de miles directamente o a través de la TV, expresaban su sorpresa al ver cómo Letizia en esos momentos daba muestras de cariño a su marido. “Qué extraño, ella siempre muestra un carácter frió y distante”, expresó la mujer, detrás de una valla.

La esbelta reina lucía un vestido blanco, sencillo y elegante, de Felipe Varela, su diseñador español de cabecera, con pedrería en el cuello en tonos dorados y rosas y un saco largo blanco sin bolsas.

La austeridad en su caso se reflejó no sólo en los colores de su atuendo sino también en las joyas que utilizó: solamente llevaba unos aretes de diamantes en forma de estrella y del lado izquierdo de su abrigo colgaba el pequeño lazo azul celeste de la cruz de la orden de Carlos III (la más alta distinción honorífica en vez de la banda que se utiliza con los vestidos largos).

En la ceremonia de proclamación previa al discurso, en la cual juró la Constitución, fueron notorias las ausencias, estrictamente programadas, del rey Juan Carlos, para no restar reflectores al nuevo soberano, y la de la Infanta Cristina, inhabilitada para aparecer en actos públicos por los casos de corrupción en que incurrió su marido en el llamado caso Nóos.

Y también lo fueron las presencias de los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González Márquez y José María Aznar, quienes llegaron al Congreso en ese estricto orden.

De dos vehículos Mercedes Benz azul marino, descendió la reina Sofía, muy contenta, con un vestido entre verde y amarillo que ya había utilizado en otra ocasión, al lado de la infanta Elena con un traje color crema con cuello oriental. Al último llegó el presidente Mariano Rajoy, ingresó por una puerta subterránea y caminó directo a la Puerta de Los Leones para recibir a la familia real, que llegó al Congreso a las diez treinta, como estaba previsto.

Las pequeñas, Leonor y Sofía, lucían vestidos atemporales, con el mismo diseño. El de la mayor era rosa y el de la más pequeña azul, en tonos pasteles.

La corona y el cetro real que acompañaron a Felipe VI en su proclamación, utilizados por primera vez por la reina Isabel II de España y de una alta carga simbólica, figuraron en medio del espacio en el que se realizó la ceremonia.

Tras el primer discurso, los monarcas salieron a observar el desfile de la guardia civil. En el ambiente se escuchaban los gritos de la gente diciendo “viva Felipe, viva el rey”.

Luego, en el tercer momento de entronización, el pueblo español acompañó a la familia real en un histórico paseo que hicieron los recién proclamados en otro Rolls-Royce convertible del garaje real, que finalmente sí fue utilizado por el rey pese a que habría sido aconsejado de no usarlo por razones de seguridad.

En el vehículo el rey iba de pie, saludando y la reina iba sentada del lado izquierdo. Este hecho hizo reaccionar con efusividad a la gente que le gritaba emocionada a su paso por las principales calles de Madrid. El recorrido concluyó en el Palacio Real.

Pasadas las doce treinta, en el cuarto momento de entronización, se abrieron las ventanas del balcón central, en donde fueron apareciendo poco a poco, las tres generaciones que conforman los seis miembros de la Casa Real: Felipe y Letizia, sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta, y los Reyes Juan Carlos y Sofía.

Una ovación sostenida, porras y gritos a coro de más de 10 mil personas que mostraban el respeto y la solidaridad del pueblo español hacia sus nuevos, antiguos y futuros monarcas.

Cuatro minutos después, los jóvenes monarcas ingresaron al Salón del Trono, dentro del Palacio Real, para darle la bienvenida a sus más de dos mil invitados, en una recepción.

Después de una emotiva jornada de proclamación, las actividades del rey comenzarán a partir de hoy. En primer lugar se reunirá en su despacho de La Zarzuela con Mariano Rajoy y el sábado, tendrá su primer acto oficial en público en una reunión con las asociaciones de víctimas del terrorismo en el Palacio Zurbano de Madrid.

Republicanos protestan en la Puerta del Sol

Una protesta convocada por la Coordinadora 25-S en la Puerta del Sol de Madrid, a favor de la República y del derecho a decidir el modelo de gobierno terminó en enfrentamientos con la policía y siete detenidos, entre ellos un ex político.

La protesta, que no había sido comunicada a la Delegación del Gobierno, congregó a más de un centenar de personas con banderas republicanas y carteles en contra de la Monarquía. Ante los gritos de los asistentes, la policía actuó usando sus toletes.

Jorge Vestrynge, ex militante de Alianza Popular que ahora colabora con los líderes de Podemos intentó saltar la franja policial, lo cual provocó que la policía lo detuviera.

“La nueva monarquía empieza como terminó la anterior, odiando al pueblo”, dijo un manifestante de la Plataforma contra la Impunidad del Franquismo.

“Vamos a seguir luchando”, recalcaron los portavoces de los manifestantes, quienes rechazan la proclamación de Felipe VI, porque “lo eligió un gobierno que es más que sospechoso de estar financiado ilegalmente”.

Antes del recorrido de los reyes, miembros del 15-M que intentaban acercarse a la Gran Vía fueron retenidos.Los agentes de policía desviaron a varios grupos de republicanos que pretendían concentrarse.

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