Autoridades de la isla de Bali elevaron la alerta por la erupción del volcán Agung y pidieron a unas 100 mil personas que desalojen una zona que se extiende a 10 kilómetros a la redonda del cráter.
Señalan que el volcán está arrojando ceniza hasta a 4 mil metros de altura y dejando varados a miles de turistas por segundo día, además la lava estaba saliendo por el cráter y no estaba claro qué tan mala será la erupción ni cuánto durará.
Las autoridades cerraron otras 24 horas el aeropuerto por razones de seguridad, ya que la ceniza representa una amenaza mortífera para las aeronaves.
"No sé, no podemos cambiarlo", comentó sentada en un banco del aeropuerto la turista alemana Gina Camp, que quedó varada en la isla. "Es la naturaleza y tenemos que esperar hasta que haya terminado", señalaron.
La Agencia Nacional de Mitigación de Desastres advirtió que es posible una erupción mayor, aunque un vulcanólogo gubernamental informó que la actividad podría continuar durante semanas al mismo nivel sin que haya una erupción explosiva.
La agencia ordenó otra evacuación de gran escala, mientras que unas 40 mil personas se están quedando ahora en 250 refugios. Sin embargo, miles de personas permanecen en sus casas porque ahí se sienten seguros o porque no quieren abandonar sus granjas y animales.
Además, se han visto riadas de lodo en las laderas y las autoridades han advertido de que podría haber más, ya que es la temporada de lluvias en Bali.
El cierre del aeropuerto ha dejado a decenas de miles de viajeros en tierra, afectando a turistas que ya estaban en Bali y a personas que esperaban volar a la isla desde el extranjero o desde otras zonas de indonesia.
El martes se cancelaron más de 440 vuelos en total y unos 59.500 viajeros se vieron afectados, afirmó el portavoz del aeropuerto Ari Ahsanurrohim, cifras similares a las del lunes.
Las autoridades enviaron autobuses al aeropuerto y a las terminales de ferri para ayudar a los viajeros varados, afirmó el Directorado General indonesio de Transporte por Tierra.
Mientras tanto, la ceniza caída sobre pueblos y complejos turísticos en torno al volcán está afectando a la vida diaria fuera de la zona de peligro.
El Agung, que domina el paisaje en el nordeste de la isla, hizo erupción por última vez en 1963, cuando mató a más de mil 100 personas y estuvo en torno a un año activo.
La drástica escalada en los temblores indica que es probable que entre en erupción, según vulcanólogos, pero no puede predecirse con certeza cuándo ocurrirá.
cls