El presidente Donald Trump anunció hoy que Estados Unidos reconoce desde hoy a Jerusalén como la capital de Israel, por lo que ordenó iniciar el proceso para trasladar la embajada estadunidense de Tel Aviv, con el fin de identificar la realidad que impera en esa disputada ciudad.
En una histórica declaración desde la Casa Blanca, el mandatario aseguró que su anuncio “marca el inicio de un nuevo abordaje al conflicto entre Israel y Palestinos”, e insistió en que ello no significa un distanciamiento de la política tradicional de Estados Unidos hacia la solución del conflicto entre israelíes y palestinos.
Trump, quien hizo de este cambio una de sus promesas de campaña, insistió que su posición no era diferente a la asumida por sus últimos tres predecesores, después de que el Congreso aprobó en 1995 una ley para el traslado de la embajada a Jerusalén, aunque en todos los casos éstos firmaron dispensas para aplazar el cambio.
Esta acción por parte de los expresidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama respondió al cálculo político de que ello podría complicar sus esfuerzos de mediación para llevar a judíos y palestinos a la mesa de negociación y alcanzar finalmente un acuerdo de paz entre las dos partes, algo que Trump disputó.
Dijo que después de más dos décadas de dispensas, no existen indicios de que israelíes y palestinos estén más cerca de una paz duradera, y aseguró que “sería un desatino asumir que la repetición de la misma fórmula producirá ahora un resultado mejor o diferente”.
“Por lo tanto he determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel. Si bien los presidentes anteriores han hecho de ésto una gran promesa de campaña, no han cumplido. Hoy estoy cumpliendo”.
Trump dijo que este nuevo curso de acción es lo mejor para los intereses de Estados Unidos y la búsqueda de la paz entre Israel y los palestinos, y aseguró que ello permitirá avanzar en el proceso de paz, si bien la mayoría de los Estados árabes, además de Francia y Reino Unido, expresaron su oposición al anuncio.
Dijo que pese a que Jerusalén es la sede del parlamento israelí, el Tribunal Supremo y donde se ubica la residencia del primer ministro y el presidente, Estados Unidos se ha negado a reconocer cualquier capital israelí en absoluto.
“Pero hoy finalmente reconocemos lo obvio, que Jerusalén es la capital de Israel. Ésto no es más que un reconocimiento de la realidad. También es lo correcto. Es algo que tiene que hacerse”, insistió.
En consecuencia, anunció que ordenó al Departamento de Estado que inicie los preparativos para trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.
“Al hacer estos anuncios, también quiero dejar un punto muy claro. Esta decisión no pretende, de ninguna manera, reflejar una desviación de nuestro firme compromiso de facilitar un acuerdo de paz duradero. Queremos un acuerdo que sea un gran negocio para los israelíes, y un gran negocio para los palestinos”, dijo.
Igualmente precisó que su anuncio no significa que Estados Unidos esté tomando una postura sobre el futuro final de la ciudad, que los palestinos quieren como sede del poder de su Estado, incluidos los límites específicos de la soberanía israelí o la resolución de fronteras impugnadas.
“Esas preguntas dependerán de las partes involucradas. Estados Unidos sigue firmemente comprometido a ayudar a facilitar un acuerdo de paz que sea aceptable para ambas partes”, apuntó.
Hizo además un llamado a las dos partes para mantener el status quo en los lugares sagrados de Jerusalén, incluido el Templo del Monte, también conocido como Haram al-Sharif.
“Habrá por supuesto desacuerdos y disentimiento respecto a este anuncio. La paz nunca está más allá de la comprensión de aquellos dispuestos a alcanzarla. Por eso, hoy llamamos a la calma, a la moderación y a que las voces de tolerancia prevalezcan sobre los proveedores de odio”, dijo.
El mandatario dio a conocer que el vicepresidente Mike Pence viajará la próxima semana a aquella región “para reafirmar nuestro compromiso de trabajar con socios en todo el Oriente Medio para derrotar el radicalismo que amenaza las esperanzas y los sueños de las generaciones futuras”.
jmg