Tras la derrota en el plebiscito en el que Ecuador derogó la reelección indefinida y que lo dejó sin la posibilidad de postularse nuevamente a la presidencia, el expresidente Rafael Correa cataloga a Lenín Moreno de traidor. En entrevista para La Razón, el líder izquierdista asegura que si se midiera con su sucesor en elecciones presidenciales, lo vencería de inmediato.
¿Por qué es tan crítico con el presidente Lenín Moreno, si fue su vicepresidente? Nosotros lo apoyamos para la presidencia porque pensábamos que iba a continuar con el programa de la Revolución Ciudadana. Pero cuando asumió el cargo empezó a aplicar un programa de derechas. El centro de su propuesta es el que tenía el candidato de la derecha, el banquero derrocado Guillermo Lasso. Ahora están cogobernando en un amplio espectro, en el que está lo peor de la política ecuatoriana. Los Bucaram, los Nebot y también la banca. Todos están en el poder o recibiendo concesiones impresionantes.
El Dato: El presidente, Lenín Moreno, que fue un protegido de Correa hasta que asumió el cargo el año pasado, celebró los resultados como un triunfo de la democracia.
¿Se siente engañado por Lenín Moreno? En uno de los pocos momentos de honestidad que ha tenido, Lenín Moreno reconoció que él era de centro-derecha. Lo elegimos como candidato porque era quien tenía el consenso más alto. Nosotros no somos personas dogmáticas. El país había pasado momentos muy duros, dificultades económicas extremas en 2014 y 2016, incluido un terremoto. Así que se requería un poco de calma, que no hubiera cambios tan drásticos. Pensamos que él lo podía hacer, pero no sabíamos que era un traidor y que iba a entregar el poder a todas las fuerzas del pasado.
¿Por qué asegura que este referéndum es inconstitucional? En Ecuador se rompió la Constitución y el referéndum representa una alteración del orden constitucional, de acuerdo a la Carta Democrática de la OEA. Si esto lo hubiese hecho la oposición se llamaría golpe de Estado. Una de las preguntas que se plantea en el referéndum implica una restricción de derechos políticos, y eso es algo que sólo lo puede hacer una Asamblea Constituyente.
-Asegura que Moreno va a acumular demasiadas atribuciones. ¿Está en entredicho la división de poderes? La pregunta 3 supone darle prácticamente todos los poderes al presidente durante un año, a través del Consejo de Participación Transitoria, para poder destituir hasta 150 cargos de control. Así, en un año Moreno se apodera del poder judicial, electoral, de la función de transparencia y de la Corte Constitucional. Y sólo cuando haya puesto a sus incondicionales se retomará el poder del Estado.
¿Encontró un país más dividido social y políticamente? Encontré un país en franco retroceso a nivel democrático, de instituciones y derechos humanos. No hay Estado de derecho, sino un Estado de opinión y de hecho, donde se permiten cosas increíbles. Por ejemplo, nuestra campaña fue acosada por grupos muy violentos apoyado, por Moreno que pusieron en grave peligro mi vida, y no pasó nada. Esta violencia no existía antes.
¿Ecuador es hoy un país más próspero? Nosotros sentamos las bases para que continúe creciendo la economía y la creación de empleo. Superamos dos años muy duros (2014 y 2015) en los que perdimos 10 mil millones en exportaciones y 12 mil millones en ingresos fiscales. Tuvimos un terremoto de casi 8 en la escala Richter, que nos llevó a perder tres por ciento del PIB. Ante estas penurias, el dólar, que lo usamos como moneda nacional, en vez de depreciarse se apreció muy fuertemente, lo que trituró la economía. Fue una tormenta perfecta. Superamos la depresión y hoy está estabilizada y creciendo.
¿Se siente querido por los ecuatorianos? Claro, lo que pasa es que los medios de comunicación nacionales callan todo. Parece que Lenín Moreno tiene 120 por ciento de popularidad y yo menos de 10 por ciento. Ellos saben que si mañana hubiera elecciones yo lo derrotaría de una sola vez. Por eso quiere inhabilitarme.
¿Lo respalda la comunidad latinoamericana? Sí, me siento respaldado por muchos líderes que, lastimosamente ya no están en el poder. Hay un grave retroceso del orden democrático en la región, como indica el caso de Brasil, donde hubo un golpe parlamentario que muchos callaron. Es la estrategia de las nuevas fuerzas de derecha, primero hacen un linchamiento mediático en sus medios de comunicación. Usan casos concretos de corrupción, y a veces se los inventan, involucrando a todo el mundo. Eso le hizo a Dilma Rousseff. Después de ese linchamiento mediático te quitan el apoyo popular y cuando el caso llega al Parlamento o a la Justicia, ya no tienes apoyo popular para defenderte.