Al menos tres migrantes mexicanos denunciaron haber sido esclavos en una hacienda de Kansas para saldar una deuda contraída con sus patrones con el fin de pagarles a los a coyotes que los había traído ilegalmente a Estados Unidos.
Los indocumentados relataron que no tenían días de descanso, ni seguro médico y no les pagaban horas extras en la Hacienda Fullmer Cattle Co., que se dedica a la crianza de becerros para granjas lecheras de cuatro estados.
El mexicano Esteban Cornejo narró que pasó ocho meses limpiando los corrales de los becerros esparciendo cemento y desempeñando otras tareas en la construcción para saldar la deuda que calculan fue de 7 mil dólares.
[caption id="attachment_709564" align="alignleft" width="300"] Mexicanos esclavizados en la hacienda Fullmer Cattle Co; actualmente se encuentran en la Ciudad de México[/caption]
El recibo de pago que Cornejo mostró a la Associated Press indica que trabajó 182,5 horas, cobrando 10 dólares la hora, en dos semanas, a un promedio de 15 horas diarias, con el domingo franco. Su sueldo bruto fue de mil 828,34 dólares, pero le dedujeron mil 300 dólares “para pagar el avance en efectivo”, que según él fue un préstamo que la empresa le dio para traerlo al país.
Al final de cuentas vio solo 207,46 dólares, según el recibo, el equivalente a poco más de un dólar por hora trabajada en Fullmer Auto Co. Texas LLC, que tiene negocios con Fullmer Cattle.
"Lo que hacen con esa pobre gente es como una esclavitud”, sostuvo Rachel Tovar, otra ex empleada que habló con la AP.
Rachel Tovar exempleada de la hacienda dio que fue entrevistada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas quienes se preguntaron cómo se manejaba la empresa, El ICE no quiso confirmar si estaba investigando el asunto.
El gobierno de Donald Trump ha adoptado mano dura hacia la inmigración ilegal pero no ha dicho acerca de las empresas que contratan a trabajadores sin permiso de residencia.
Arturo Tovar, el esposo de Rachel, es un ciudadano mexicano que vivía en Estados Unidos sin permiso de residencia y que fue capataz de Fullmer durante 11 años. Dijo que las cosas funcionan así: Cuando la hacienda necesitaba trabajadores, él preguntaba a los peones si sabían de alguien que quería trabajar en Estados Unidos.
La firma le suministraba el teléfono de un coyote en Piedras Negras, México, para que hicieran los arreglos.
La empresa le entregaba un cheque a Arturo Tovar, quien lo cobraba. Luego daba un adelanto al coyote y se completaba el pago cuando la persona llegaba a San Antonio o a Houston, donde alguien lo recogía. Si la policía le preguntaba por el dinero, tenía que decir que era para comprar autos usados en remates de Texas.
Un quinto ex empleado confirmó los relatos de quienes permitieron que se usasen sus nombres pero pidió no ser identificado porque también temía por su seguridad.
Fullmer Cattle opera en las afueras de Syracuse, una comunidad agrícola de mil 800 habitantes a poco más de 25 kilómetros (16 millas) de la frontera con Colorado. Ex trabajadores dicen que algunos peones viven remolques de la hacienda o en una propiedad cercana. La firma les deduce el alquiler de sus sueldos.
Fuller dice que cría decenas de miles de becerros Holstein para 18 granjas lecheras de Texas, Kansas, Colorado y Dakota del Sur.
La hacienda de Kansas le dio a su dueño Que Fullmer la oportunidad de empezar de nuevo después de que el servicio de inmigración hizo una redada en su rancho de Chino, California, donde las autoridades dicen haber encontrado trabajadores en condiciones de “esclavitud económica”. También tuvo una operación en Muleshoe, Texas, que quebró.
En 1999 Fullmer se declaró culpable de albergar inmigrantes sin permiso de residencia en California.
cls