Estados Unidos anunció ayer que impondrá unas sanciones sin precedentes contra cinco instituciones y empresas, incluida la heredera de la KGB, y 19 ciudadanos rusos, como castigo por sus cibertaques contra Estados Unidos y sus aliados, entre otros el causado por el virus NotPetya, que provocó daños de miles de millones de dólares, y por su interferencia en las elecciones de 2016.
Muchos de ellos ya habían sido previamente identificados por el fiscal especial Robert Mueller el pasado febrero, al acusarlos de conspirar para intervenir el proceso electoral, suplantación de identidad y malversación de dinero.
Las sanciones adoptadas por la Casa Blanca incluyen la congelación de todos sus bienes y la prohibición de viajar a Estados Unidos y realizar transacciones a ciudadanos de este país.
En la reacción más contundente hasta la fecha ofrecida por la Casa Blanca, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, explicó que “la Administración está enfrentándose y contrarrestando la maligna ciberactividad rusa, incluidos sus intentos de interferencia en las elecciones estadounidenses, los ciberataques destructivos y las intrusiones contra infraestructura crítica. Estas sanciones selectivas son parte de un esfuerzo más amplio para abordar los nefastos ataques en curso que vienen de Rusia”.
Trump, por su parte, se había limitado a condenar delante de los periodistas el intento de asesinato en Reino Unido del exespía ruso Sergei Skripal. El presidente acababa de firmar un comunicado junto a Theresa May, Emmanuel Macron y Angela Merkel en el que calificaban el crimen de atentado contra la seguridad internacional y apelaban a las obligaciones de Rusia en tanto que miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero ni una palabra de Trump respecto a la injerencia del Kremlin en EU.
De hecho, las sanciones chocan con el discurso desplegado por el gobierno durante el último año. Más todavía después de que el Comité de Inteligencia del Senado, controlado por los republicanos, niegue la posibilidad de que Rusia contribuyera a su victoria.
Pero las investigaciones de Mueller, y el “aborrecible ataque” contra la soberanía británica, por decirlo con palabras de Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca, obligaban a tomar medidas urgentes.
Estaba, además, el precedente de las sanciones aprobadas por las cámaras legislativas el pasado verano. Unas medidas que salieron adelante con el apoyo de los dos partidos y la postura, entre desdeñosa y hostil, de la Casa Blanca. Y por supuesto que será casi imposible demostrar que los servicios secretos rusos acertaron a influir decisivamente en las elecciones de 2016 que dieron la victoria a Trump.
A juzgar por las palabras que pronunció en febrero el vicefiscal general, Rod Rosenstein, al tiempo que anunciaba la querella, nadie duda de que la presión existió, y fue implacable. Tanto que incluso se extendió más allá de las elecciones, cuando “los acusados prepararon manifestaciones para apoyar al presidente y, de forma simultánea, manifestaciones para protestar por su elección. Por ejemplo, dos en Nueva York, el mismo día”.
Interferencia en el mundo
Rusia es acusado de incidir en los resultados de las elecciones en EU, Gran Bretaña, España, Francia, Alemania, México…
El Kremlin
Se ha inmiscuido en los procesos electorales de:
Estados Unidos
El Comité de Inteligencia del Senado está investigando la repercusión de la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, en las que resultó favorecido Donald Trump.
Agencias de inteligencia alertaron ayer sobre la intención de la administración de Vladimir Putin de manipular a los electores de cara a los comicios de medio término programados para noviembre, en los que Washington renueva decenas de puestos de gobernador estatal, la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
Gran Bretaña
El pasado viernes, Twitter reconoció por primera vez que durante la campaña del referéndum del Brexit varias cuentas falsas de origen ruso intentaron influir en la opinión pública y el resultado.
España
Servicios de inteligencia de la Alianza Atlántica confirmaron el 2 de febrero que Moscú trató de influir e internacionalizar la crisis política en Cataluña, según el Secretario General de la OTAN “una España fuerte y unida es algo bueno para la OTAN.
Francia y Alemania
La canciller alemana, Angela Merkel, consideró en noviembre de 2016 que Rusia podía intentar influenciar las legislativas de 2017 mediante ciberataques o acciones de desinformación.
El ministro de Exteriores de Gran Bretaña, Boris Johnson, denunció en diciembre que hay muchas pruebas de la injerencia rusa en los procesos electorales en Alemania, Francia y Dinamarca.
México
El pasado 3 de febrero, el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, recomendó a las autoridades mexicanas “prestar atención” ante una potencial injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales de julio. “Sabemos que Rusia tiene sus huellas dactilares en elecciones de todo el mundo. Mi recomendación es que presten atención a lo que sucede”, detalló.
Todo era poco en una táctica que mezclaba los viejos usos de la Guerra Fría con los bulos propalados a través de Internet y la creación de un estado de agitprop cuidadosamente trabajado. Detrás de las campañas de ciberguerrilla estaba la misteriosa Internet Research Agency. Una compañía radicada en San Petersburgo y, al parecer, creada con la intención de “generar desconfianza hacia los candidatos y el sistema político en general”. Pero unos candidatos parecían más afines que otros a los intereses de sus mandamases. Algunos presidenciables hablaban a favor de Putin, al que alababan el coraje y hasta los métodos, mientras que otros parecían claramente antagónicos.
Ya nadie o casi nadie, ni siquiera en la Casa Blanca, parecer dudar que entre quienes vilipendiaron a los rivales de Trump, con robos de emails incluidos y gestación de lustrosas posverdades, hubo un puñado de gentes llegadas del frío. Concretamente desde la orilla del río Nevá, junto a la fortaleza de San Pedro y San Pablo.
“Tras las imputaciones de Mueller y las sanciones del Tesoro, Estados Unidos ha puesto un límite claro a la injerencia rusa. Superada la fase de duda que Trump tanto propició, todas las miradas convergen en las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre. Los servicios de inteligencia estadounidenses han alertado de que Moscú quiere volver a interferir y han puesto sobre aviso a la ciudadanía. En caso de repetirse una intoxicación informativa como la registrada en las elecciones presidenciales, supondría un gesto de hostilidad sin precedentes. El conflicto pasaría entonces a otra fase. A un escenario mucho más volátil que el actual”, analiza el diario español El País.
Piden archivos sobre Rusia a Trump INC.
El fiscal especial Robert Mueller, que investiga la conocida como trama rusa, solicitó a la Organización Trump la entrega de documentos relacionados con los negocios del presidente Donald Trump, algunos de ellos referentes a Rusia, informó este jueves The New York Times.
El diario cita a dos personas al tanto del asunto, e indica que es la primera vez que Mueller requiere documentación directamente relacionada con los negocios del gobernante, aunque no detalla el alcance de esa solicitud.
Mueller investiga si Rusia intervino en la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos y una posible colusión con la campaña de Trump. Moscú niega haber interferido y el mandatario sostiene que no hubo colusión.
La cadena CNN informó en enero que la compañía había proporcionado voluntariamente documentos sobre una serie de eventos, conversaciones y reuniones del negocio inmobiliario de Trump a Mueller y a investigadores del Congreso, de acuerdo con tres personas familiarizadas con el asunto.
La fuente que confirmó a la cadena estadounidense lo publicado por el diario neoyorquino, dijo que la intención de la citación era “limpiar” y garantizar que todos los documentos relacionados sean entregados al asesor especial.
Ni los funcionarios de la Casa Blanca ni un abogado que representara a la Organización Trump respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios hechas por los medios estadounidenses.