El gobierno de Donald Trump defendió ayer ante el Tribunal Supremo su poder para restringir la entrada a Estados Unidos de refugiados y musulmanes por razones de seguridad nacional, unos argumentos que convencieron a los jueces más conservadores, pero despertaron el rechazo de los progresistas.
En una audiencia de una hora, los nueve jueces se mostraron profundamente divididos sobre la legitimidad de la tercera versión del veto de Trump, conocido popularmente como “veto 3.0” y que actualmente obstaculiza la entrada de los nacionales de siete países (Irán, Libia, Somalia, Siria, Yemen, Venezuela y Corea del Norte).
El alto tribunal está dividido en cuatro jueces progresistas y cinco conservadores, aunque el magistrado Anthony Kennedy (considerado conservador) suele dar el voto del desempate en casos de gran relevancia como el actual, en el que está en juego uno de los pilares de la política migratoria de Trump.
En junio, cuando emita su sentencia, el Tribunal Supremo deberá resolver dos cuestiones: ¿excedió Trump su poder al potencialmente restringir la entrada a EU de 150 millones de personas de siete naciones? ¿Viola el Gobierno la cláusula de la Constitución que prohíbe al Gobierno favorecer a una religión por encima de otra?
Los cuatro jueces más progresistas coincidieron con los demandantes, liderados por el estado de Hawái, en que el veto desfavorece a los musulmanes y, por tanto, viola la Constitución.
“El veto es ilegal, impone una grave discriminación por nacionalidad y religión”, afirmó el abogado que representaba a los demandantes, Neal Katyal.
El letrado usó comentarios de Trump y sus mensajes en Twitter para probar que su intención era imponer un “bloqueo completo y total” a la entrada de musulmanes a Estados Unidos, como prometió durante la campaña para las elecciones de 2016 tras el atentado que acabó con la vida de 14 personas en San Bernardino, en California. “Nunca ningún presidente ha hecho declaraciones como éstas”, afirmó Katyal.
A juicio del abogado, el tercer veto siguió dirigiéndose “casi exclusivamente” contra los musulmanes, a pesar de que Trump también limitó los viajes desde Corea del Norte y Venezuela, donde las restricciones no se aplican a toda la población, sino a algunos funcionarios y su “familia inmediata”.