El gobierno de Estados Unidos lidia con las consecuencias de la decisión del presidente Donald Trump de dejar de separar a las familias en la frontera, sin contar con un plan para reunir con sus padres a los más de 2 mil 300 niños separados de ellos, y con la inacción del Congreso para aprobar una reforma migratoria.
En un día lleno de confusión y reportes contradictorios, el gobierno comenzó a elaborar planes para albergar hasta 20 mil migrantes en bases militares. Sin embargo, las autoridades dieron versiones contradictorias sobre si esas instalaciones serían únicamente para menores o para familias completas.
Al mismo tiempo, el Departamento de Justicia acudió a la corte para intentar revocar un acuerdo concretado hace décadas que limita a 20 días la cantidad de tiempo que los niños migrantes pueden estar detenidos con sus familias.
Mientras tanto, alcaldes demócratas y líderes religiosos viajaron a la frontera sur para incrementar la presión sobre las duras políticas migratorias de la Casa Blanca.
En tanto, en McAllen, en Texas, los fiscales federales no presentaron cargos contra 17 inmigrantes. Un fiscal federal dijo que “no se buscó un enjuiciamiento” tras la orden ejecutiva de Trump que puso fin a la práctica de separar a las familias.
Sin embargo, no está claro si ello significa que el gobierno está abandonando su política de “cero tolerancia”, la cual exige que todos los adultos que sean detenidos por ingresar al país de manera ilegal sean procesados judicialmente.
El presidente no respondió a la pregunta, pero no mostró ningún indicio de haber relajado su postura, “tenemos que ser muy, muy fuertes en la frontera. Si no lo somos, ustedes estarán inundados de personas y realmente no tendrán un país”, dijo.
La confusión e incertidumbre se derivan del inesperado final, el miércoles, de una política de la Casa Blanca que separó a más de 2 mil 300 niños de sus padres en las últimas semanas. La medida provocó indignación en muchas partes del mundo, con imágenes y grabaciones de niños llorando que acapararon los noticiarios.
Luego de que Trump firmara su orden ejecutiva, surgen muchas dudas: por ejemplo, qué pasará con los menores que ya fueron separados de sus padres y dónde albergará el gobierno a los nuevos migrantes que sean detenidos, con un sistema que ya está saturado.
[caption id="attachment_757761" align="alignnone" width="5112"] Una mujer protesta contra la política migratoria del gobierno de Donald Trump, en el Congreso de Washington. Foto: AP[/caption]
Las autoridades de los departamentos de Defensa y de Salud, y Servicios Humanos dijeron que el Pentágono aceptó habilitar un espacio en sus bases militares para albergar hasta 20 mil niños que sean detenidos tras haber cruzado la frontera sur sin compañía de un adulto; sin embargo, no está claro qué bases se usarán.
Además, el Departamento de Justicia pidió a un juez federal cambiar las normas relacionadas con la detención de niños migrantes, con la intención de que se otorgue un permiso para detenerlos por más tiempo que los 20 días permitidos, esto como un esfuerzo para mantenerlos con sus padres.
Por otra parte, en Washington, la Cámara de Representantes rechazó un proyecto de ley conservador y los líderes republicanos postergaron una votación sobre un proyecto republicano distinto, dada la división que hay entre los legisladores de su partido. Los demócratas se opusieron a ambas medidas.
El proyecto de ley rechazado habría reducido la inmigración legal y reforzado la seguridad fronteriza, pero no permitiría que las personas que llegaron ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños, conocidas como “dreamers”, obtuvieran un procedimiento para optar por la naturalización.
[caption id="attachment_757760" align="alignnone" width="4444"] El presidente de la cámara baja del Congreso, Paul Ryan, habla con reporteros antes del inicio del debate sobre inmigración. Foto: AP[/caption]
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kl