El enorme impacto humano y material de los incendios en las afueras de Atenas no es ninguna sorpresa para los expertos: casas construidas rodeadas de pinos, ausencia de planes de evacuación y años de austeridad explican el balance de al menos 81 muertos, de acuerdo con el reporte más reciente de las autoridades.
“Nadie nos avisó de nada. Es verdad que el fuego lo devoró todo muy rápido, en apenas cinco minutos nos pasó por encima; por eso mi hija y mi nieto salieron de estampida en el coche (...) y tras muchos esfuerzos, los encontré y me los llevé al hospital”, narró ayer Vasilis Alexiu, según declaraciones divulgadas por El País.
Para el ingeniero forestal Nikos Bokaris, Mati, en la costa oriental del Ática, era un lugar propicio para los incendios mortales al reunir bosques de pinos y numerosos residentes en una zona urbanizada sin control a los pies de montañas boscosas.
Esta vez los habitantes de Mati no tuvieron la misma suerte que en otros veranos, en los que no sufrieron grandes incendios, habituales en Grecia. “Los pinos eran viejos, muy altos y grandes; eran el combustible necesario para que las llamas crecieran y se desplazaran con rapidez”, lo que fundió hasta las carrocerías de los vehículos, explica Bokaris.
¿Qué hubiera podido salvar más vidas? “La prevención. Estamos cansados de decirlo, repetirlo y que nada cambie”, lamenta Christina Théohari, doctora en ciencias ambientales.
El Dato: La búsqueda de desaparecidos continúa; bomberos estiman que son personas mayores.
Lo fundamental hubiera sido la existencia de un plan de evacuación, especialmente necesario al tratarse de una zona con carreteras estrechas y en mal estado. Numerosas víctimas quedaron atrapadas en atascos, así como otras personas fallecieron al huir hacia acantilados, en lugar de la playa. Fue el caso de 26 personas cuyos cadáveres calcinados fueron hallados el martes por la mañana en Mati.
Cortafuegos fuera de servicio, jardines y patios llenos de malas hierbas, árboles que cubrían el techo de las casas... Las irregularidades fueron numerosas. Muchas de ellas permitidas por una administración debilitada tras ochos años de austeridad.
Como lo demostraron los grandes incendios de 2007, en los que fallecieron al menos 77 personas en el Peloponeso y la isla de Eubea, “el fuego no esperó a la crisis para quemar, pero la falta de recursos financieros de la administración pública no arregla nada”, recuerda Bokaris.
El presupuesto del servicio de bomberos se redujo de 452 millones de euros (528 millones de dólares), en 2009, hasta 354 millones de euros (414 millones de dólares) el año pasado, según datos oficiales.
[caption id="attachment_776091" align="alignnone" width="885"] Gráfico: La Razón de México[/caption]
Receta para el desastre
Según analistas y autoridades, las condiciones de Grecia propician propagaciones del fuego. Algunas de ellas son:
Viviendas construidas rodeadas de pinos.
Ausencia de planes de evacuación.
Años de austeridad, lo que ha impedido la inversión en sistemas modernos para controlar el fuego.