La investigación que intenta establecer si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incurrió en un fraude electoral a través de relaciones con el gobierno ruso, para ganar las elecciones de 2016, está por terminar; sin embargo, más allá de los resultados que arroje, es probable que desencadene una nueva tormenta política, que agudice la polarización entre demócratas y republicanos, en pleno arranque de un nuevo año electoral, en el que el magnate busca retener el poder, cuatro años más.
Desde su trinchera, los demócratas ya exigen una rendición de cuentas detallada de lo que el fiscal especial de la trama, Robert Mueller, encontró, más allá de lo que se encuentra en las acusaciones públicas y pruebas de juicios hasta la fecha. Mientras tanto, los republicanos están preparados para escalar sus ataques contra las pesquisas, que ven como una pérdida de tiempo y dinero, y pintan el final de la investigación como una prueba final de que no había nada sospechoso en la campaña de Trump, que la ligue con el Kremlin.
Un asesor de Trump dijo al Washington Post que existe una preocupación palpable entre el círculo íntimo del presidente, de que el reporte Mueller pueda contener información sobre el magnate y su equipo, que sea políticamente perjudicial; no obstante rechaza que exista alguna conducta criminal registrada.
“¡Es la mayor cacería de brujas en la historia estadounidense! Con todos los actos ilegales de Clinton y Obama, nunca tuvieron un fiscal especial designado”
Donald Trump
Presidente de Estados Unidos
Los funcionarios del Departamento de Justicia se están preparando para el final de la investigación de casi dos años y creen que se podría emitir un informe confidencial en los próximos días, así lo revelaron personas familiarizadas con las discusiones, según cita CNN.
La investigación del abogado especial ha consumido a Washington desde su inicio, en mayo de 2017, su fin ya envía nuevas ondas de choque a través del sistema político.
Incluso antes de que fuera confirmado por el Senado, el fiscal general William Barr tuvo discusiones sobre la logística en torno a la conclusión de la investigación de Mueller, dijo una segunda persona al Post.
Aún no está claro qué tan detallado será el informe de Mueller y el resumen de los hallazgos del fiscal general. Los legisladores han exigido que las conclusiones se hagan públicas, pero Barr no se ha comprometido a este respecto. Sin embargo, ha señalado reglas del Departamento de Justicia sobre decir poco o nada acerca de una conducta que no lleve a cargos criminales.
De acuerdo con los funcionarios que hablaron para el medio estadounidense, la oficina del abogado especial, que solía tener 17 colaboradores, ya se redujo a 12, y algunos de ellos ya hablaron con sus antiguos jefes para regresar al trabajo.
El expediente Mueller dio lugar a cargos penales contra 34 personas. Seis asociados y asesores de Trump se declararon culpables. Entre ellos, el exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn; el exsubgerente de campaña, Rick Gates, y el exasesor de campaña, George Papadopoulos.
La mayoría de las personas acusadas son rusos. Como no existe un tratado de extradición con ese país, es poco probable que esas 26 personas vean el interior de una sala de audiencias de Estados Unidos.
Ninguno de los estadounidenses señalados por Mueller está acusado de conspirar con Rusia para interferir en las elecciones. Determinar si algún asociado de Trump había conspirado con el Kremlin en 2016 fue la pregunta central que se asignó a Mueller, cuando consiguió el trabajo, en un momento de crisis para el FBI, el Departamento de Justicia y el país.
Mueller, un veterano de la guerra de Vietnam, fiscal y exdirector del FBI, fue muy apreciado por políticos en ambos lados del pasillo, así como los veteranos de la aplicación de la ley y de inteligencia dentro de las agencias federales; todos habían admirado y confiado durante mucho tiempo en él, quien por cierto es republicano.
Trump, por otro lado, ha denunciado la investigación como una “cacería de brujas” y acusó a los fiscales de Mueller de parcialidad política, porque muchos de ellos habían hecho donaciones a candidatos demócratas en el pasado. Algunos republicanos en el Congreso que respaldan al presidente también han atacado a Mueller por, según ellos, haber sido corrompido por los prejuicios contra Trump entre Comey y sus asesores.
En gran parte del tiempo transcurrido en la investigación, Mueller se dedicó a determinar si el presidente intentó obstruir su trabajo. Con ese fin, el fiscal especial cuestionó a los más cercanos del magnate sobre sus declaraciones privadas, sus tuits públicos, que atacaron a los oficiales de la ley, y los documentos internos de la Casa Blanca, que podrían arrojar luz sobre el comportamiento de Trump.
El Dato: El final de la investigación no significaría el final de las investigaciones criminales al presidente. Fiscales en NY exploran si hubo pagos corruptos en su comité de transición.
“New York Times es el enemigo del pueblo”
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, indicó que la prensa está ‘’totalmente fuera de control’’ y que el diario The New York Times es ‘’el verdadero enemigo del pueblo’’, en un ataque visto por analistas como más virulento de lo habitual.
El gobernante utilizó, una vez más, las redes sociales para arremeter contra los medios y los periodistas en general, y el diario neoyorquino en particular.
“La prensa nunca ha sido más falsa de lo que es hoy en día. Se escriben historias que carecen absolutamente de base en los hechos; los periodistas ni siquiera llaman para pedir verificación’, tuiteó.
Desde su arribo a la Casa Blanca, en enero de 2017, medios de comunicación como el referido rotativo, The Washington Post y la televisora CNN, entre otros, fueron objeto de las críticas del jefe de Estado, quien acuñó el término ‘noticias falsas (fake news)’ para referirse a ellos.
El Times escribió que el presidente pidió el año pasado, al Departamento de Justicia, que designara a un fiscal general aliado, al frente de la investigación sobre su exabogado Michael Cohen, en la trama rusa.