Un obispo católico en Colombia tiene la esperanza de que el "agua bendita" contenga la violencia en una ciudad que lucha contra la delincuencia y la corrupción.
Por ello, el obispo Rubén Darío Jaramillo Montoya viajó este sábado a bordo de un camión de bomberos a algunos de los barrios más violentos en Buenaventura, rociando "agua bendita" en un intento por alejar a los jóvenes del narcotráfico y otros grupos delictivos.
“La sangre ha corrido por las calles”, afirmó Jaramillo, quien vestía hábito y llevaba un crucifijo alrededor del cuello durante su recorrido por la ciudad frente a la costa del Pacífico.
[caption id="attachment_960786" align="alignnone" width="770"] El obispo recorrió las calles de Buenaventura mientras rociaba con agua bendita lo que encontraba a su paso[/caption]
Por momentos el recorrido se tornó festivo a pesar de la solemnidad del mensaje. Jaramillo se detuvo para bendecir a un grupo de niños en uno de los barrios mientras saludaba desde el camión de bomberos, adornado con globos verdes y amarillos, en el que viajaba.
Agregó que la ceremonia tenía el objetivo de mostrar solidaridad hacia las comunidades afectadas y advertir a los grupos criminales que “no pueden destruir la vida de una comunidad, nosotros estamos unidos”.
Pandillas rivales luchan por el control del narcotráfico en Buenaventura que, desde el año pasado, ha experimentado un aumento de homicidios, violaciones, secuestros y desapariciones, según Jaramillo. El obispo subrayó que las fuerzas de seguridad y los tribunales trabajan para reducir el caos de la ciudad, pero que sus ciudadanos no pueden esperar y deben apoyarse entre ellos de cualquier manera posible.
“El dolor de uno tiene que ser el dolor de todos”, dijo Jaramillo, obispo de Buenaventura desde hace dos años. “No tenemos miedo”.
Con información de AP
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