Ni la intensiva represión policial ni el grupo de agentes encubiertos ni los cientos de arrestos e imágenes con un estadio lleno de tanques, armas, soldados y equipos antidisturbios, muy cerca de su territorio, han hecho retroceder a los cientos de miles de inconformes en Hong Kong, quienes protagonizaron, ayer, una marcha que superó el millón y medio de personas movilizadas por las principales arterias de la ciudad, en señal de unidad y firmeza frente al intento de China de apagar las luces de la disidencia.
Los manifestantes, considerados terroristas por Pekín, se brincaron la no autorización para protestar este domingo. La lluvia torrencial no pudo evitar que la procesión espontánea se abriera paso por toda la ciudad, donde cantaron llamadas desafiantes a la libertad y repudiaron la “brutalidad policial contra compañeros de lucha”.
La concurrencia, de acuerdo con organizadores, alcanzó los más de 1.7 millones de manifestantes, una de las más grandes durante los últimos fines de semana.
En esta ocasión, a diferencia de jornadas previas en las que, incluso, inconformes improvisaron barricadas para enfrentar a uniformados, organizadores llamaron a evitar enfrentarse con la policía.
Aunque las autoridades reportaron a 128 mil manifestantes en Victoria Park, el punto más concurrido de la marcha, se negaron a reconocer el número en las áreas circundantes del centro de la ciudad.
Después de dos meses en rebeldía, el movimiento antigubernamental, que comenzó con un rechazo a la polémica ley de extradiciones, que establecía juzgar a hongkoneses acusados de delitos penales en la China continental, entró en un momento crucial, pues la policía comenzó a desplegar una fuerza sin precedentes, incluso en vecindarios residenciales. Hasta el momento, desde el inicio de las acciones en julio, lleva 700 arrestos, en un intento por desalentar nuevos disturbios.
“En los últimos dos meses en Hong Kong, hemos derramado sangre, sudor y lágrimas. Los habitantes hemos sufrido suficiente humillación por parte del gobierno y la policía. Tenemos que continuar hasta que el gobierno finalmente nos muestre el respeto que merecemos”
Frente Civil de Derechos Humanos
Carta abierta. 18 de agosto de 2019
A medida que aumentan las apuestas, tanto del gobierno como de manifestantes, líderes activistas exhortaron ayer a los llamados hongkongers, como también se identifican los inconformes, a “no permanecer en silencio”. En los últimos dos meses en Hong Kong, “hemos derramado sangre, sudor y lágrimas”, escribió en una carta abierta el Frente Civil de Derechos Humanos, que organiza las manifestaciones. “Los habitantes de Hong Kong han sufrido suficiente humillación por parte del gobierno y la policía”.
Los líderes del Frente Civil, quienes planearon marchas en junio pasado que atrajeron a millones, temían que esta vez la asistencia se viera afectada por el mal tiempo y la violencia en el aeropuerto, donde su imagen quedó comprometida.
En un esfuerzo para mantener a raya a la manifestación, la policía exigió a los quejosos permanecer en el Victoria Park, al centro de Hong Kong, pero la marea humana no hizo caso.
Las protestas presentan uno de los mayores desafíos al presidente chino, Xi Jinping, desde que llegó al poder en 2012, y, por otro lado, el Partido Comunista se prepara para celebrar 70 años de la fundación de la República Popular, el próximo primero de octubre.
Los quejosos tenían pancartas que decían “¡Hong Kong libre!” y “¡Democracia ya!”, con el icónico paraguas, que esta vez sirvió para protegerlos de la lluvia.
La multitud en el frondoso Victoria Park, donde comenzó la concentración, incluía a personas mayores y familias jóvenes, con padres que llevaban niños.
Frente al gesto multitudinario, un portavoz del gobierno intentó suavizarse: aseguró que las protestas fueron pacíficas, pero que habían interrumpido gravemente el tránsito. “Lo más importante es restablecer el orden social lo antes posible”.
“Cuando todo esté tranquilo, el gobierno entablará un diálogo sincero con el público para corregir las divisiones sociales”.
Además de la renuncia de Lam, los hongkoneses buscan la retirada completa del proyecto de ley de extradición, dejar de calificar las protestas como “disturbios”, una renuncia a los cargos contra arrestados, investigación independiente y la reanudación de la reforma política.
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jmg