Uno de los libertadores más icónicos de América Latina, Simón Bolívar, creía en que el territorio que va desde el río Bravo, en México, hasta la Tierra del Fuego, en Argentina, podía caminar como una nación unida, preparada para hacer frente a las potencias imperialistas del siglo XIX.
Este sueño no llegó a consolidarse por la división de intereses que dio lugar a una docena de naciones. Casi 200 años después, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) planteó retomar el sueño bolivariano con un proyecto de integración que, incluso, buscó emular a la Unión Europea, con una moneda común, fronteras abiertas y Parlamento multinacional. Pero 10 años más tarde, la ambiciosa iniciativa es casi un fantasma.
Después de que la mayor parte de miembros de la Unasur virara de izquierda a derecha, un nuevo proyecto, con base conservadora, busca reeditar la iniciativa. El Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), que unifica a los nuevos gobiernos de derecha contra la izquierda de Lula, Chávez, Mujica y los Kirchner, compite por llevar, a su manera, lo que Bolívar quiso construir.
El académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Nayar López, compartió a La Razón que la competencia Unasur-Prosur es la materialización de la polarización política en el continente, planeada desde Estados Unidos.
“Hay una estrategia de polarización en la que EU busca, sobre todo, aislar a Venezuela para contribuir en la derrota del proyecto chavista. Todo esto se logra porque hay cambios ideológicos en los países”
Nayar López Castellanos
Académico de la UNAM
El viraje a la derecha, reforzó el también experto de la UNAM, Héctor Capetillo, vino a aplastar el proceso de integración en la medida en que se veía a la Unasur como un proceso de izquierda y ahora se promulgan otras alternativas que tienen que ver más con una agenda de derecha.
Y aunque las aspiraciones del Prosur tienen que ver directamente con reemplazar a la plataforma Unasur, los internacionalistas difieren en que se dé una suplantación completa.
Prosur, opina López Castellanos, es un espacio político para alinearse con Estados Unidos, no propone una manera de integración que tenga que ver con el equilibrio de los países, de las fuerzas, como era la Unasur, el Prosur es la respuesta conservadora a la integración más abierta y equilibrada que significaba la Unasur.
“Yo difícilmente vería al gobierno de Bolivia y Venezuela integrándose a un espacio como Prosur, en primera que se integraran y segunda que los aceptaran”, agrega el experto.
Para Capetillo, pensar en un reemplazo aún es precipitado, ya que la nueva organización aún no tiene un tratado constitutivo, tampoco una sede o secretaría general.
“Se ha quedado como una organización de buenas intenciones (…), la agenda todavía no parece ver hacia dónde va a apuntar”. Y explica que para ser una competencia real a la Unasur debe crear instituciones paralelas, como el Parlamento Suramericano, otro Banco del Sur y otros proyectos de integración que sí logró constituir la Unasur.
Por lo pronto, estiman los especialistas, la supervivencia de una Unasur agonizante depende de los cambios políticos que se avecinan en América Latina, donde la izquierda puede recobrar espacios perdidos.
Es el caso de Argentina, uno de los miembros más importantes de esta entidad regional. En la tercera economía más grande de AL existe una gran posibilidad de que se dé el retorno de la izquierda, con Alberto Fernández, el candidato del kirchnerismo. Y en Ecuador, el socialista Rafael Correa, está en una pugna por volver a tomar las riendas del poder.
Si estos liderazgos vuelven, habrá una oportunidad para que la Unasur acceda a nuevo oxígeno para recobrar su fuerza. Sin embargo, queda a la reflexión de si los mecanismos de integración multinacional en Latinoamérica dependerán siempre del color o inclinación de los gobiernos en turno.
Con información de Evert G. Castillo