El Papa pone fin a excusas para abrir casos de pederastia

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En una de las acciones más contundentes para atacar el abuso sexual en la Iglesia católica, el Papa Francisco anunció la abolición del secreto pontificio, al considerar que contribuía a encubrir los casos de pederastia cometidos por parte de sacerdotes o altos jerarcas en todo el mundo.

A través de un documento firmado por el secretario de Estado, Pietro Parolin, el Vaticano prevé eliminar el llamado secreto papal, al menos “sobre denuncias, procesos y decisiones relativas a los casos de violencia y actos sexuales cometidos bajo amenaza o abuso de autoridad, casos de abuso de menores y de personas vulnerables, casos de pornografía infantil, casos de no denuncia y encubrimiento de abusadores por parte de obispos y superiores generales de los institutos religiosos”.

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También se reformó la ley sobre el delito de pornografía infantil, en la que se tipifica como crimen grave (delicta graviora) la posesión y difusión, por parte de miembros de la Iglesia, de imágenes, grabaciones o cualquier material que involucre a menores de hasta 18 años de edad, antes, el derecho canónico sólo consideraba pornografía infantil cuando se involucraba a niños o niñas de hasta 14 años.

Celebran abolición de secreto pontificio

La medida fue celebrada por defensores de víctimas, quienes durante casi dos décadas lucharon por la transparencia y urgieron a que se aplique de inmediato.

Los documentos reformistas del Papa Francisco respaldan las prácticas que ya se implementaron en algunos países, particularmente en Estados Unidos —que alberga el mayor volumen de acusaciones—, como la denuncia de sospechas de abuso sexual a las autoridades civiles cuando así lo exigen las leyes locales.

Los decretos, que cambian la ley universal de la Iglesia, también prohíben imponer una obligación de silencio a quienes denuncian abusos sexuales o alegan que han sido víctimas.

“Es una decisión de época”, Charles Scicluna, el investigador de abuso sexual con más experiencia en la Santa Sede, citó Radio Vaticano.

El levantamiento del “secreto pontificio” en las investigaciones de abuso sexual fue una demanda clave de los líderes de la Iglesia, Scicluna y el cardenal alemán Reinhard Marx, en una cumbre sobre abuso sexual convocada en el Vaticano por el Papa Francisco, en febrero pasado.

Los clérigos mencionados argumentaron que el secreto en casos de abuso sexual de menores estaba desactualizado y algunos funcionarios de la Iglesia se escondían detrás de él en lugar de cooperar con las autoridades.

MENOR NIVEL DE CONFIDENCIA. Las nuevas reglas despojan los procedimientos internos de la Iglesia y la protección que disfrutaba anteriormente.

De acuerdo con grupos defensores de las víctimas, la medida permitirá mayor transparencia e intercambio de información con autoridades, al tiempo que mantendrá un nivel más bajo de confidencialidad similar a las estructuras legales civiles.

Marie Collins, abusada por un sacerdote en Irlanda cuando era niña y quien renunció a denunciar, frustrada por una comisión papal, tuiteó que los cambios fueron “excelentes noticias... por fin un verdadero cambio positivo”.

"Un paso desesperadamente necesario"

Anne Barrett-Doyle, del grupo ciudadano Bishop Accountability, escribió en comunicado que el Papa dio “un paso atrasado y desesperadamente necesario”, pero que su impacto estará determinado por la amplitud de su aplicación.

Scicluna dijo que las nuevas disposiciones abren formas de comunicarse con las víctimas y cooperar con el Estado.

“Ciertas jurisdicciones habrían citado fácilmente el secreto pontificio para decir que no podían y que no estaban autorizados a compartir información con las autoridades estatales o las víctimas”, agregó el arzobispo de Malta.

“Ahora ese impedimento, podríamos llamarlo así, se ha eliminado, y el secreto pontificio ya no es una excusa”, dijo.

La Iglesia católica ha sido golpeada por un escándalo que involucra el abuso sexual de niños por parte de sacerdotes en todo el mundo en los últimos 20 años. Francisco ha prometido tolerancia cero para los delincuentes, pero las víctimas de abuso quieren que haga más.

El dato: En 2001, el entonces cardenal Joseph Ratzinger —futuro Benedicto XVI— abogó para extender el código de silencio a los casos de abuso sexual “para proteger la privacidad de la víctima y del acusado”.

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