El mes pasado, el presidente Donald Trump declaró que estaba seguro que etiquetaría a los cárteles mexicanos como grupos terroristas. Días después, con el rechazo del gobierno mexicano de por medio, la medida fue archivada. ¿A qué se debió este freno?
La respuesta es: la política antiinmigrante impulsada por el magnate. De acuerdo con un informe revelado por Reuters, funcionarios de la Casa Blanca reportaron que semanas previas a la declaración del presidente, miembros de su gabinete, incluidos los principales asesores recomendaron no hacerlo debido a dos razones de peso: 1. La preocupación de dañar las relaciones con México y 2. Dar un elemento a los inmigrantes que solicitan refugio, pues podrían alegar que huyen del terrorismo.
Stephen Miller, uno de los asesores más influyentes de la Casa Blanca y el arquitecto de las políticas de Trump para detener la inmigración, fue uno de los funcionarios que expresaron inquietudes durante las deliberaciones que precedieron a dos reuniones de alto nivel que dieron como resultado recomendaciones para archivar el plan de designación, según las fuentes del informe.
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Menos de dos semanas después, el 9 de diciembre, el presidente tuiteó que estaba retrasando temporalmente el plan, a pedido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Un alto funcionario de la administración retrató el anuncio del mandatario no como una inversión, sino como un movimiento estratégico.
"Incluso la amenaza de designación fue un apalancamiento extremadamente útil en términos de obtener una mayor cooperación" de México, dijo el funcionario.
El funcionario aseguró que revivir el plan sigue siendo "una posibilidad viva", dependiendo de la cooperación de México en temas como sellar la frontera al narcotráfico y controlar la inmigración.
El gobierno mexicano ha argumentado que equiparar los cárteles de la droga con el Estado Islámico y Al Qaeda podría abrir la puerta a la intervención militar estadounidense.
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