Rudolph Giuliani, abogado personal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, una de las figuras clave en el presunto soborno de la Casa Blanca a Ucrania para beneficiar políticamente al magnate, mantuvo contacto directo con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en medio de la búsqueda de Washington para derrocar su gobierno socialista.
De acuerdo con The Washington Post, Giuliani, acusado por ocuparse de la política exterior estadounidense, pese a no ser parte del gobierno, llamó vía telefónica al líder chavista, como parte de un esfuerzo diplomático paralelo para apartarlo del poder, antes de que la administración Trump diera su reconocimiento al líder opositor, Juan Guaidó, como presidente legítimo de Venezuela.
El dato. Los movimientos políticos de Giuliani en favor del presidente estadounidense en Ucrania llevaron a Trump a convertirse en el tercer mandatario en ir a juicio de destitución.
Ayer, Matt Mackowiak, portavoz del exlegislador republicano Pete Sessions —quien viajó a Caracas en el marco de estas negociaciones— confirmó al diario The Hill que la interacción ocurrió en septiembre de 2018, cuatro meses después de que Maduro ganara la reelección, en un cuestionado proceso que evitó la participación de candidatos opositores. El chavista consiguió el triunfo con 68 por ciento de los votos.
La noticia establece que Giuliani, antes de fraguar la presión sobre Ucrania —para que ese país investigara al posible rival de Trump en las elecciones de 2020, Joe Biden— ya se había involucrado en funciones que no le corresponden, pues la diplomacia sólo la ejerce el Departamento de Estado.
“No sabíamos por qué estaba involucrado en ese momento”, comentó un funcionario anónimo al Post.
Cuando Maduro asumió su nuevo cargo, Trump prometió que tomaría una posición dura, que finalmente haría que buena parte de la comunidad internacional cerrara filas contra el heredero del fallecido presidente Hugo Chávez.
En enero pasado, Estados Unidos reconoció formalmente al rival de Maduro, el joven legislador Guaidó, quien en calidad de jefe de la Asamblea Nacional (Parlamento de mayoría antichavista), asumió la presidencia interina del país sudamericano.
Según reveló The Washington Post, Pete Sessions fue la pieza de Rudolph Giuliani para construir el canal directo y extraoficial con el presidente Nicolás Maduro, pues aceptó una invitación de su gobierno para visitar Caracas, en un intento para negociar un camino hacia mejores relaciones con Estados Unidos en medio de la crisis.
“No había absolutamente ningún interés o apetito por las negociaciones. En general, no agradecimos esfuerzos como éste. No era consistente con nuestros objetivos de política. Lo vimos como una molestia y una distracción”
Funcionario anónimo de la Casa Blanca / En declaraciones a The Washington Post
“Estaba complacido en ayudar con esta misión diplomática, que se coordinó con los niveles más altos del Departamento de Estado de los Estados Unidos”, dijo Mackowiak al Post y agregó que Se-ssions se reunió con altos funcionarios estadounidenses antes y después de su viaje a Venezuela.
Sin embargo, el Departamento de Estado aclaró que estos esfuerzos no fueron respaldados.
“No había absolutamente ningún interés o apetito por establecer esas negociaciones”, declaró un exfuncionario de la Casa Blanca al diario estadounidense. “En general, no agradecimos esfuerzos como ése. Los planes descritos no eran consistentes con nuestros objetivos de política exterior. Lo vimos como una molestia y una distracción”, declararon, según el artículo del periódico.
Pese a esto, Sessions viajó a Caracas y la llamada de septiembre de 2018, entre Nicolás Maduro y Rudolph Giuliani, fue para dar seguimiento a esta reunión, lo que marca el liderazgo del abogado privado del magnate en el asunto.
Giuliani fue presentado al comienzo de la llamada con Maduro, pero permaneció en silencio durante la conversación, explicó Mackowiak.
Pete Sessions perdió su escaño en las elecciones legislativas del año pasado, en las que los demócratas recuperaron la mayoría en la Cámara de Representantes. El año que viene, competirá por un asiento para un distrito diferente del Congreso, por Texas el próximo año.
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