La base militar Ayn al-Assad, uno de los recientes blancos estadounidenses en Irak bombardeado por Irán este martes, fue pisado por el presidente Donald Trump, en una visita sorpresa para desear feliz Navidad a sus tropas estacionadas ahí.
Se trató de la primera visita a las tropas estadounidenses en una zona de guerra desde el comienzo de su presidencia. En ese entonces, Trump defendió su decisión de retirar a los soldados estadounidenses de Siria.
En aquella ocasión, el Air Force One, avión presidencial, abandonó Estados Unidos durante la noche desde la Base Conjunta Andrews y aterrizó en una base aérea al oeste de Bagdad. El asesor de seguridad nacional John Bolton, quien renunció el año pasado, también estuvo presente.
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El viaje sorpresa se hizo “para visitar a nuestras tropas y líderes militares superiores para agradecerles por su servicio, su éxito y su sacrificio y para desearles una Feliz Navidad”, dijo en un tuit la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
Los ataques masivos lanzados por Irán a esa posición estratégica fueron reivindicados por la República Islámica, que aseguró que eran un acto de venganza por el asesinato, en un operativo estadounidense, de su jefe militar Qasem Soleimani, uno de los principales mandos de la Guardia Revolucionaria.
JVR