Estos son los proyectos que buscan acabar con el COVID-19

La crisis desatada por el nuevo coronavirus COVID-19 tiene al mundo en jaque. Vivir en el encierro, separados de los que más queremos, bajo drásticas políticas de prevención, nos hace rogar porque la pesadilla acabe, pero, ¿cómo lograrlo?

Desde tu trinchera, como ciudadano de a pie, no hay más que seguir las recomendaciones de las autoridades. Pero en otro frente, en laboratorios de todo el orbe, un ejército de médicos y expertos en enfermedades virales trabajan contrarreloj para crear una vacuna, tratamiento o terapia que ayude a tener a raya a este brote que nos tiene en guardia.

De acuerdo con el rastreador de tratamientos y vacunas Milken Institute, una organización médica con sede en California, la pandemia actual tiene en marcha 140 proyectos de vacuna y 219 tratamientos sometidos a experimentos, en espera de probar su efectividad contra el brote.El especialista en virología Jesús Miguel Torres explicó a La Razón que el motivo por el que un grupo importante de proyectos médicos lleva una ventaja es porque muchos de estos ensayos ya existían antes del COVID-19, pues fueron creados para combatir otras enfermedades y algunos, que no resultaron exitosos, podrían tener una solución a la actual pandemia.

“Hay muchos investigadores trabajando en todo el mundo, muchas de estas vacunas o tratamientos ya se tenían, sólo las están adaptando. Se trata de cambiar componentes y a nivel de desarrollo es más sencillo”, por lo que en términos de temporalidad, los avances científicos permiten en gran medida saltarse extensos procesos de creación.

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En estos avances, la ciencia ha podido desenterrar experimentos con los que se pretendió curar desde la malaria y el ébola hasta el lupus o la artritis reumatoide, y el empleo de prácticas que se remontan a 100 años atrás, como las terapias de plasma sanguíneo o la práctica de entrenar a las células humanas, para que aprendan a rechazar a este nuevo virus.

La Razón seleccionó los desarrollos más avanzados que representan una luz de esperanza, en medio de una crisis que ha trastocado todos los ámbitos de la vida, desde la economía y el trabajo hasta la forma en que convivimos.

V A C U N A S

Hecha con material genético ARN, que codifica la proteína en la superficie del nuevo coronavirus para transmitirla a células humanas, que aprenden a reconocer el patógeno y defenderse.

[caption id="attachment_1166708" align="aligncenter" width="600"] El investigador asociado Parsa Parirokh, de la compañía de medicamentos de ARN Arcturus Therapeutics, realiza una investigación sobre una vacuna para el nuevo coronavirus (COVID-19) en un laboratorio en San Diego, California, EU. Foto: Reuters[/caption]

Los datos publicados este mes mostraron que ocho sujetos en un ensayo de fase 1 produjeron respuestas inmunes y no tuvieron reacciones adversas graves. La vacuna obtuvo la luz verde para comenzar la segunda etapa de las pruebas en humanos y recibirá una revisión “acelerada” de la FDA.

Basado también en el ARN que codifica las proteínas virales. Comenzó sus ensayos en Alemania a fines de abril y en Estados Unidos, a principios de mayo.

La compañía espera recibir autorización de emergencia de la Administración de Drogas y Alimentos para producir dosis a finales de octubre. Se espera que se distribuyan hasta 20 millones de dosis para fines de 2020, con miras a producir cientos de millones de dosis a continuación.

Vector de adenovirus de chimpancé no replicante. Prueba de fase 1-2 con 510 personas de entre 18 y 55 años en cuatro centros clínicos de Gran Bretaña. El ensayo evaluará la seguridad y la inmunogenicidad de una o dos dosis de la vacuna, y se espera que se complete en mayo de 2021.

Se trata de un vector de adenovirus que causa afecciones como resfriados, bronquitis o neumonía para hacer entrar el patógeno en el cuerpo. Se encuentra en fase 1 que contempla estudios clínicos en humanos a través de una muestra de 108 personas sanas, entre el 16 de marzo y el 31 de diciembre.

[caption id="attachment_1166698" align="aligncenter" width="800"] Esta es la vacuna candidata que se utilizará en el ensayo clínico de Fase 1 en el Centro de Biomanufactura Clínica (CBF) en Oxford, Gran Bretaña. Foto: Reuters[/caption]

Para el experto consultado por La Razón es importante aclarar que a pesar de todas las esperanzas ofrecidas por las farmacéuticas que prometen tener una vacuna antes de que termine el año, no significa que el inmunizador esté listo para ser administrado en todas las personas y que podamos volver a la normalidad.

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“No habrá una dosis para todo el mundo aún, no en otoño. Independientemente de que sus ensayos sean exitosos, tienen que pasar por varias fases de prueba en poblaciones más grandes de humanos y demostrar que son efectivas y que no producen daños. Después de todo eso, viene la fase de producción”.

F Á R M A C O S

Es un medicamento antiviral que falló como tratamiento contra el ébola, pero fue prometedor contra ciertos coronavirus en estudios con animales. En el primer gran ensayo para el COVID-19, condujo a una reducción estadísticamente significativa en el tiempo de recuperación de pacientes hospitalizados, en comparación con un placebo, lo que demuestra que sí afecta al virus.

La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió una autorización de uso de emergencia para este fármaco, que se convirtió en un tratamiento de uso estándar en hospitales con pacientes de COVID-19, hasta que se encuentre una vacuna.

ADVERTENCIAS

La FDA notificó los posibles efectos secundarios: puede ser un signo de inflamación o daño a las células del hígado, presión arterial baja, náuseas y vómitos, hasta sudoración y escalofríos.

Se trata de una combinación antiviral utilizada para tratar y prevenir infecciones por VIH. Se encuentra en fase de prueba en más de 20 ensayos en todo el mundo contra el COVID-19 o para la prevención posterior a la exposición, es decir, para las personas con contacto cercano de alto riesgo con infectados. Se espera que este mes se publiquen los resultados iniciales.

ADVERTENCIAS

Un ensayo controlado en China no encontró diferencias en la carga viral o la mortalidad a los 28 días entre 199 pacientes, según resultados publicados en marzo.

La mediana del tiempo de mejoría clínica fue un día más corta en pacientes que tomaron el medicamento. Sin embargo, los mismos médicos del Hospital Jinyintan en Wuhan dijeron en abril que creen que Kaletra, así como un segundo medicamento, el citrato de bismuto y potasio, ayudaron a algunos pacientes.

Medicamento creado para combatir la malaria; también trata el lupus y la artritis reumatoide. Tiene actividad antiviral y antiinflamatoria. Bloqueó la entrada del nuevo coronavirus en las células en un experimento in vitro.

En un pequeño estudio francés, algunos pacientes con COVID-19 mostraron mejoría, pero no había forma de saber si el medicamento era la razón. Los resultados publicados en abril de otro estudio en Francia y uno en China no encontraron beneficios en pacientes tratados con este fármaco.

ADVERTENCIAS

Expertos en salud advierten que nunca debe usarse sin receta médica y podría provocar efectos secundarios peligrosos en el corazón.

¿QUÉ SIGUE CUANDO YA TENGAMOS LA VACUNA?

La lógica indica que si la ciencia ya logró crear un inmunizador capaz de prevenir el coronavirus, no hay motivo para esperar más. Con 5 millones de infectados, parece que lo conducente es comenzar a inocular a todo ser humano en el planeta; sin embargo, no es tan sencillo.

Otro factor importante antes de que esto ocurra es la regulación de drogas en los países, que en la mayoría de casos obstruyen la producción de una nueva vacuna o tratamiento.

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“La regulación no se va a eliminar de un día para otro”, apuntó Torres. Por mucho que el proyecto esté listo y probado, “por eso las predicciones más acertadas sobre cuándo tendremos una vacuna son las de la OMS (Organización Mundial de la Salud)”, quien ha establecido que las naciones no deben bajar la guardia, al menos entre los próximos 12 o 18 meses, el tiempo que, calcula, tardará una vacuna eficaz que pueda distribuirse en todo el mundo.

La velocidad en que una futura vacuna pueda distribuirse entre la población global, también depende de que, en el mismo plano regulatorio, se establezca quién va a recibirla, observa el experto.“En el momento en que exista una vacuna, tendrá que repartirse de manera equitativa. Cada país tendrá que comprar sus dosis y eso siempre es un problema.

"En el deber ser, tendrían que estar aseguradas, ser gratuitas y no utilizarse como un negocio”

Además, “sería bueno que, en el ánimo de una causa social, las farmacéuticas compartan sus fórmulas para que cada país pueda desarrollar las vacunas que necesite.

“En México, por ejemplo, se hicieron excelentes vacunas. Durante muchos años se hicieron vacunas contra el sarampión, la polio… de hecho se exportaban, con una calidad altísima, y a medida que se hicieron más estrictas las regulaciones, se dejó de invertir, pero en el país aún tenemos personas capacitadas, especialistas, espero que podamos repuntar de nuevo en este tipo de desarrollos”, agregó el también doctor en bioquímica.

T E R A P I A S   S I N   D R O G A S

El plasma sanguíneo de pacientes recuperados con COVID-19 se transfunde en pacientes que actualmente están enfermos, con la esperanza de que los anticuerpos recién hechos ayuden a combatir el virus.

El método se ha utilizado durante más de 100 años y conlleva poco riesgo de daños o efectos secundarios. Pequeños estudios de caso sugieren que puede ayudar a reducir los niveles de virus, y se están llevando a cabo ensayos controlados en China, Europa y Estados Unidos para reunir pruebas más sólidas de un beneficio.

Los resultados publicados en abril de un estudio en 10 pacientes con enfermedad grave en China encontraron una mejora significativa en comparación con pacientes similares que no recibieron el tratamiento.

ADVERTENCIAS

El suministro de plasma de pacientes recuperados puede no ser suficiente para satisfacer todas las necesidades. Otros estudios de personas recuperadas determinarán si todos producen una respuesta inmune completa a la infección, a niveles suficientemente altos para convertirse en donantes.

Juega un papel importante en el sistema inmune, atacando invasores extraños como el cáncer, junto con el receptor ACE-2, que el coronavirus usa para ingresar a las células humanas. Un ensayo multicéntrico en 90 pacientes está probando si puede evitar que el COVID-19 ingrese a las células y se multiplique, y analizará la eficacia durante 28 días en pacientes con neumonía grave o crítica por el brote.

El coctel de anticuerpos STI-1499, de la estadounidense Sorrento Therapeutics, está basado en la medición de la infección de las células en laboratorio; aún deberá ser probado en estudios con hurones y monos, que son especies susceptibles al virus; si sale bien, prevén iniciar a mediados de julio su aplicación en pacientes graves.

¿CÓMO ELEGIR LA SOLUCIÓN ENTRE CIENTOS DE PROYECTOS?

Para Jesús Miguel Torres, el hecho de que exista una variedad de vacunas en desarrollo es positivo y hasta necesario. “Es bueno que haya investigación en vacunas, entre todos los esfuerzos habrá prototipos que pueden ser buenos y habrá otras que no funcionen”, lo que permitirá que se puede elegir entre el mejor.

“Esto es algo que sucede siempre y es muy bueno, cuando un patógeno nuevo ataca, es importante que los científicos de todo el mundo sumen esfuerzos y utilicen las armas con las que cuentan para ofrecer el mayor número posible de soluciones y que tengamos de dónde elegir”

Si bien los protocolos son extensos, la crisis mundial en la que nos encontramos ha favorecido que en algunos países se puedan hacer ensayos emergentes con pacientes graves, principalmente con antivirales. “Por ejemplo, hay muchos tratamientos que no han pasado por fases clínicas, pero que sí están en pacientes con cuadros severos”, lo que ha contribuido también a acelerar la carrera contra el COVID-19.

alejandro.galindo@razon.com.mx