El presidente Donald Trump parece perder apoyo del motor con el que, afirma, tiene el control de la seguridad del país: el Ejército. Ayer, en un mensaje de ruptura institucional, el secretario de Defensa de Estados Unidos (Pentágono), Mark Esper, se desmarcó de la posibilidad de invocar una ley que permita al mandatario usar fuerzas militares en activo para disolver las protestas a nivel nacional, en torno a la muerte del afroamericano George Floyd.
La postura de Esper es clave en la amenaza del magnate de desplegar tropas en servicio para anular lo que él llama una expresión de terrorismo doméstico. “Digo esto no sólo como secretario de Defensa, también como un exsoldado: la opción de utilizar las fuerzas de servicio activo en una función de aplicación de la ley sólo debe usarse como un último recurso, en las situaciones más urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones. No apoyo invocar la Ley de Insurrección”, declaró el jefe del Pentágono.
A partir del martes, los gobernadores en 28 estados, así como la capital, activaron a la Guardia Nacional para ayudar con el control de multitudes. De acuerdo con la más reciente actualización hay 20 mil 400 soldados respondiendo a “disturbios”.
Los comentarios de Esper en oposición al uso de la Ley de Insurrección se producen después de que el Pentágono confirmó que varias unidades del Ejército en servicio activo han sido enviadas a Washington DC y están en espera para ingresar a la capital si se considera necesario.
En un comunicado, el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, dijo que un batallón de infantería de Carolina del Norte, una brigada de policía militar y un batallón de policía militar de Nueva York están “postulados en bases militares en la Región de la Capital Nacional”, pero no están en Washington DC.
Utilizar las fuerzas de servicio activo en una función de aplicación de la ley sólo debe usarse como último recurso y en situaciones extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora. No apoyo invocar la Ley de Insurrección”Mark Esper, Jefe del Pentágono
Las mil 600 tropas combinadas “están en estado de alerta elevada pero no participan en el apoyo de defensa a las operaciones de la autoridad civil”, agregó.
La Casa Blanca se abstuvo de reaccionar a la rebeldía del jefe del Pentágono; sin embargo, de manera paralela el presidente amenazó con intervenir en la ciudad de Nueva York si los funcionarios no toman medidas enérgicas contra las protestas.
“Si no se enderezan, lo resolveré. Lo resolveré rápido”, dijo Trump en una entrevista con Fox News, ayer. En las últimas 24 horas, el presidente ha presionado a los líderes de Nueva York sobre la activación de la Guardia Nacional para sofocar las manifestaciones. Argumentó que usar soldados fue una táctica efectiva para restaurar el orden en Minneapolis y en Washington, DC, donde el presidente movilizó personal militar el lunes por la noche.
“No tuvimos ningún problema anoche”, dijo Trump. “Tal vez no suene bien decirlo, pero debes tener una fuerza dominante. Necesitas ley y orden”.
“EL PRIMER PRESIDENTE QUE NO INTENTA UNIR”. En otra señal de distanciamiento entre el magnate y miembros del Ejército, su exsecretario de Defensa, Jim Mattis, quien dejó el cargo el año pasado, rompió el silencio por primera vez desde su retiro, al acusar a Trump de tratar deliberadamente de dividir a los estadounidenses; además, elogió a los cientos de miles de estadounidenses que exigen justicia tras el asesinato de George Floyd.
“Donald Trump es el primer presidente en mi vida que no intenta unir al pueblo estadounidense, ni siquiera pretende intentarlo. En cambio, trata de dividirnos”, escribió Mattis en un comunicado.
Trump le respondió en Twitter: “probablemente, lo único que Barack Obama y yo tenemos en común es que ambos tuvimos el honor de despedir a Jim Mattis, el general más sobrevalorado del mundo. Le pedí su carta de renuncia y me sentí muy bien”
En realidad, Jim Mattis presentó su renuncia en 2018, al no estar de acuerdo con la decisión de Trump de retirar a las fuerzas estadounidenses de Siria, un hecho que derivó en la invasión, por parte de Turquía a los aliados kurdos de EU.