A pesar de que algunas de las áreas más afectadas por el coronavirus frenaron significativamente su propagación a través de medidas estrictas en los últimos seis meses, la tendencia general aún marca que la crisis está lejos de superarse, sobre todo cuando más personas en todo el mundo vuelven a la vida pública, ya sea por interacciones sociales, trabajo o las protestas que estallaron después del asesinato policial del afroamericano George Floyd, en Estados Unidos.
Un recuento de casos de la Universidad Johns Hopkins muestra tendencias crecientes en al menos 70 países. China, el sitio del primer brote importante, que parecía haber controlado el virus en gran medida, informó ayer 57 nuevas infecciones confirmadas, su mayor cifra en un día, en los últimos dos meses.
Todos los nuevos casos chinos están vinculados con Xinfadi un importante mercado mayorista de alimentos en Pekín, la capital del gigante asiático, lo que genera preocupación por un resurgimiento potencial de la enfermedad.
Frente a este riesgo, desde esta semana, la mayor ciudad china comenzó a aumentar las pruebas de detección, también ordenó a todas las compañías supervisar una cuarentena domiciliaria de 14 días para los empleados que visitaron Xinfadi o se pusieron en contacto con cualquiera que lo haya hecho.
En Estados Unidos, varios estados experimentan picos, particularmente en el cinturón solar (sur, desde California, en el Oeste, hasta Florida, en el Este).
El virus ha causado más de 115 mil fallecimientos en EU y el número crece en América Latina, especialmente en Brasil, que este fin de semana escaló con la segunda mayor cantidad de muertes globales, con 42 mil 720. El número de decesos diarios del país es ahora el más alto a nivel mundial.
Junto al gigante latinoamericano, Perú aparece entre las principales preocupaciones de nuestro continente: ahora tiene más de 170 mil casos confirmados de Covid-19, a pesar de tomar el virus en serio desde el principio. El presidente, Martín Vizcarra, ordenó uno de los primeros bloqueos nacionales en América del Sur.
Aunque la cifra oficial de decesos por el nuevo Covid-19 es de alrededor de 5 mil, Perú tuvo en mayo 14 mil fallecidos más de los que se reportan en un mes habitual, lo que sugiere que un número creciente de personas muere en sus hogares mientras los hospitales luchan por manejar una avalancha de casos.
La pandemia provocó un éxodo desde Lima, la capital peruana, ya que las personas que no podían trabajar huyeron en autobús, incluso a pie, hacia las granjas familiares. Se espera que el número de casos nuevos y de muertes mantenga la tendencia al alza en las próximas semanas, a medida que se acerca el invierno y la economía se reabre lentamente.
Del otro lado del mundo está el caso de Egipto. Durante meses, el país más poblado del mundo árabe pareció evitar los peores efectos de la pandemia. A principios de marzo, confirmó 45 casos en un barco turístico en el área del río Nilo, tanto entre la tripulación como entre los pasajeros; sin embargo, recientemente el número de contagios se elevó significativamente, ya con 44 mil 598.
Más al sur, con más de 70 mil infecciones, Sudáfrica todavía tiene un número creciente de casos nuevos, a pesar de que se promulgó un estricto cierre en marzo que incluyó la prohibición de la venta de tabaco y alcohol. La restricción se levantó este mes, a pesar de que la cifra total de enfermos siguió en aumento.
En el sur de Asia, Bangladesh ahora tiene 87 mil 515 infecciones, y sus problemas se agravaron el mes pasado por el ciclón Amphan, una tormenta mortal que arrasó las comunidades bajo cierre.
El país informó su primera muerte de Covid-19 en un campo de refugiados: un hombre rohingya de 71 años; perdió la vida el pasado 31 de mayo mientras recibía tratamiento en un centro de aislamiento. Su muerte generó temores sobre los cientos de miles de refugiados rohingya que, después de huir de Myanmar, deben vivir en campamentos con tiendas y chozas apretadas.
Los aumentos en algunos países pueden atribuirse a programas de detección mejorados; sin embargo, en muchos lugares, parece que el virus sólo ha llegado con un amplio alcance y una fuerza fatal.
En reiterados mensajes, la Organización Mundial de la Salud ha advertido que no es momento para relajar las medidas de prevención y que para considerar al Covid-19 controlado se necesitará que todas y no sólo unas cuantas naciones reflejen mejorías notables en sus recuentos, por lo que insiste en la necesidad de una respuesta coordinada mundial.
