La senda de devastación dejada por el huracán Hanna en la costa sur de Texas incluía ayer camiones de carga volcados, cables de electricidad cortados y casas sin techo que seguían enfrentando la amenaza de inundaciones en un área fuertemente golpeada por la pandemia de Covid-19.
Hanna, el primer huracán de la temporada en el Atlántico, que se debilitó para convertirse en tormenta tropical, tocó tierra en la tarde del sábado en la Isla Padre como un huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson de cinco niveles y posteriormente volvió a tocar tierra en el Condado Kenedy, Texas.
Los poderosos vientos volcaron al menos tres camiones de 18 ruedas y un vehículo recreativo. En Port Mansfield, los vientos arrasaron campos de caña de azúcar y derribaron árboles.
Se emitieron advertencias de inundaciones repentinas en todo el Valle del Río Grande y en Mission, Texas, donde habían caído hasta 10 pulgadas de lluvia.
Los funcionarios de la ciudad de Mission pidieron a las personas resguardarse, pues los automovilistas se estaban quedando varados en la inundación, quitando tiempo a los socorristas.
También se declaró una emergencia de inundación repentina en los caminos frontales y las calles de la ciudad alrededor de la carretera estadounidense 83 en el condado de Hidalgo.
Más de 283 mil casas y negocios quedaron sin electricidad, pero la cifra había disminuido a 230 mil en la tarde de ayer.
