Violadores, criminales, narcotraficantes, animales, “bad hombres”, son sólo algunos de los calificativos que ha dirigido contra los migrantes mexicanos y latinoamericanos; ha separado familias con sus políticas antiinmigrantes y ha enjaulado a niños nacidos al sur de la frontera; por si esto fuera poco, una de sus principales banderas es la construcción de un gran muro fronterizo para evitar el paso de ilegales.
Pese a este discurso xenófobo, se calcula que cerca de la cuarta parte de los hispanos viviendo en Estados Unidos votará en noviembre por la reelección del presidente Donald Trump.
Lo anterior, de acuerdo con una encuesta realizada por la cadena Telemundo este año, la cual detalla que aunque el apoyo para 2020 es ligeramente inferior al que el republicano tuvo entre la población latina hace cuatro años, el apoyo se mantiene casi constante.
Y aunque porcentualmente el número no es alto, en una elección que se perfila para tener márgenes de victoria reducidos, el apoyo de este grupo es una amenaza real para las aspiraciones del Partido Demócrata y su candidato, Joe Biden, quien hasta el momento tampoco parece particularmente interesado en apelar a esta población para recuperar la Casa Blanca.
Esto, pese a que de acuerdo con las estimaciones de Kristian Ramos, exportavoz del Caucus Hispano del Congreso, con base en las encuestas a boca de urna de los últimos tres ciclos electorales, los demócratas necesitan alrededor del 70 por ciento de este voto para recuperar la Casa Blanca, según advirtió en un artículo publicado en The Atlantic en febrero pasado.
El voto latino es importante, de acuerdo con los analistas, debido a que son una población joven; se ubican en gran cantidad en estados clave, como Colorado, Nevada y Florida, y cerca de dos tercios son de ascendencia mexicana, los cuales son considerados como votantes indecisos.
Además, los hispanos serán a partir de esta elección la minoría racial o étnica más grande para ser elegible para votar en una elección presidencial, según el Pew Research Center, que estima que para este año 32 millones de latinos sean elegibles para votar, representando alrededor de 13.3 por ciento del total, para superar por primera vez el número de los afroamericanos.
Sin embargo, es imposible no hacerse la pregunta: ¿por qué un latino viviendo en Estados Unidos apoyaría al presidente con el discurso abiertamente más contrario a esa población que ha habido en la Casa Blanca?
RECHAZADOS POR EL CANDIDATO Y POR SU COMUNIDAD
Se jactan de ser el grupo más grande de su tipo en Facebook; con poco más de 18 mil integrantes, Latinos for Trump recibe decenas de publicaciones cada día. Algunas se escriben en español y otras en inglés, pero hay dos elementos en común: en todas ellas se ensalza al presidente Donald Trump y todos los perfiles que la publican tienen apellidos como Fernández, Castro, Soto, Ávila, Rodríguez, entre otros que no dejan duda del origen de los autores.
Un tópico recurrente en las publicaciones de Latinos for Trump parece ser una justificación de porque apoyan al republicano, pues todos ellos parecen ser conscientes de que a un espectador externo no podría más que parecerle disparatado.
“Yo no voy a votar solamente por Trump (...) voy a votar por el sueño americano; por el bien y no por el mal; contra nuestros enemigos; en contra del comunismo; voy a votar por mi nación adoptiva, voy a votar por América”, asevera otra publicación, de un perfil con el nombre Carlos Avila, que como imagen principal tiene una bandera cubana.
Otros integrantes de la comunidad invitan en sus publicaciones al diálogo; por ejemplo, Irvan Gustavo Gubel, quien en su perfila señala ser mexicano: “¿Alguna vez los han llamado malas personas por ser conservadores?”, escribió, y recibió casi medio centenar de respuestas, desde quien decía “sí y me vale madre”, como los que afirmativamente advirtieron haber sido llamados “adoctrinados”, “racistas”, “traidores” y “vendepatrias”.
Y otro gran porcentaje de las publicaciones deja en claro que el discurso de Trump es efectivo, pues se replica una y otra vez que la contienda es contra los anarquistas y la izquierda radical.
“El blanco clave de los movimientos marxistas son las iglesias cristianas. Karla Marx escribe sobre eso en el Manifiesto Comunista. Léelo, están siguiendo sus técnicas al pie de la letra. Tú iglesia puede ser la siguiente”, escribió una usuaria de nombre Viviana Miranda.
“Te guste o no, Dios le tiene garantizada la victoria, pero no debemos confiarnos pues los anarquistas satánicos son traicioneros. Hasta con las uñas lucharemos para que esta nación no caiga ni sea destruida por la anarquía socialista satánica”, escribió Leandro de la Rosa, uno de los usuarios más activos, en cuya foto de perfil aparece sonriente con una gorra roja en la que se lee Make America Great Again.
LO HISPANO SE DIVERSIFICA
Para entender el apoyo hispano a Trump, explicó a La Razón la investigadora Estefanía Cruz Lera, experta en la incorporación política de minorías en Estados Unidos, lo primero que es necesario es entender que lo “latino” en Estados Unidos es una identidad modular, prese a los intentos por aglutinarlos como un grupo homogéneo.
Incluso entre los mexicanos, que son la mayoría del voto latino, la académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina (CISAN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierte que en los últimos años se han diversificado “en términos de clase social, educación y estatus migratorio”, dando paso a grupos con posiciones políticas más conservadoras.
“Una cosa son los migrantes del privilegio, los estudiantes de posgrado que se quedan en Estados Unidos, los que compran una visa de inversión, porque al final de cuentas la compran, y los otros que han tenido que participar dentro de la maquinaria económica que requiere trabajadores inmigrantes, pero los quiere como trabajadores silenciosos que no exijan sus derechos políticos”, aseveró la investigadora.
Los latinos también suelen asimilarse simplemente como estadounidenses, por lo que se vuelven inmunes al discurso de Trump.
“Muchos de ellos fueron los culpables de que por muchos años los latinos estuvieran dentro de la categoría blancos y después de muchos años se hiciera la distinción de latinos, muchos apoyos que eran para latinos no se canalizaban, porque estaban dentro del rubro de blancos y eso los puso en desventaja. Hasta recientemente quieren tener una identidad propia y causas políticas propias en Estados Unidos”, explicó.
LOS OLVIDA EN SU CAMPAÑA DE REELECCIÓN, MENOS A UN SECTOR
El discurso de campaña de reelección de Trump es sustancialmente distinto al que usó en 2016. El 23 de agosto pasado, en visperas del arranque de la Convención Nacional Republicana, el equipo de campaña del republicano liberó un listado de 50 puntos que corresponden a la agenda del funcionario en caso de llegar a un segundo mandato.
Aunque seis de los puntos se refieren a la inmigración legal, señalando que se impedirá que estos grupos accedan a asistencia social, matrículas universitarias o que reemplacen a trabajadores estadounidenses, en ningún momento hace referencia específica a que ese apartado se refiera a latinos.
El muro tampoco figura, por lo que la promesa de 2016 de que “México pagaría por la barrera” ya no se recupera. Ahora, las únicas referencias a otro país son hacia China, del que señala que se evitará hacer negocios con empresas de ese país.
Y es que para bien o para mal, la campaña de Trump parece haberse olvidado de todos los hispanos; con excepción de un grupo: el de las élites económicas.
Lla presencia de Kimberly Guilfoyle, descendiente de un irlandés y una puertorriqueña, que es novia del hijo mayor de Trump y dio un discurso durante la Convención Nacional Republicana.
“Habló de los inmigrantes, pero era obvio que no le estaba hablando a ese sector de clase media, de clase trabajadora latino-inmigrante, sino a un sector latino que ya está más empoderado en Estados Unidos y que empieza a pensar más como las élites del país”, detalló Cruz Lera.
El voto latino puede ser definitorio; de acuerdo con Pew Research Center, pese a los Latinos for Trump, mayoritariamente (en una proporción de casi dos a uno) siguen identificándose con el partido demócrata y desaprueban la gestión del magnate.
Sin embargo se desconoce cuál será su impacto real en la votación, pues, según advierte Cruz Lera, es común que ni siquiera acudan a votar “votar porque piensan que su voto no va a hacer la diferencia y como colectivo no tienen impacto en la política federal”; sin embargo, es imposible determinar si esto aplica por igual a ambos espectros políticos.