El Partido Republicano en el Senado de Estados Unidos está impulsando que se ocupe la vacante que dejó la muerte de la ministra liberal Ruth Bader Ginsburg en la Corte Suprema antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Roy Blunt, senador por el partido del presidente Donald Trump, dijo que los republicanos, que tienen la mayoría, tienen la "obligación constitucional" de avanzar hacia un nuevo juez de la Corte Suprema porque hay un republicano en la Casa Blanca.
Esto luego de que los demócratas señalaran que debe esperarse el resultado de las elecciones para que el ganador, sea nuevamente Trump o el rival Joe Biden, defina al sucesor; los miembros de este partido señalan que hay un precedente de 2016, cuando el Senado Republicano impidió al expresidente Barack Obama hacer un nombramiento idéntico nueve meses antes de concluir su mandato.
“El primer valor de Trump y (Mitch) McConnell (líder republicano del Senado) es el poder y están tratando de llenar la corte con tantos jueces ideológicos como puedan”, advirtió el expresidente Bill Clinton.
Al respecto, Blunt argumentó que la situación es diferente ahora porque el Senado y la Casa Blanca están ideológicamente alineados, mientras que en 2016 no lo estaban.
“En la tradición del país, cuando el Senado y el presidente estaban de acuerdo político, los jueces iban a la cancha. Cuando no estaban de acuerdo, no lo hacían", dijo Blunt a CBS News.
Y es que contar con un ministro favorable a Trump podría signifcarle una ventaja si los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre llegan a la Corte Suprema, como sucedió en 2000.
Se estima que en el proceso actual se han litigado hasta 250 impugnaciones referentes a las votaciones, principalmente por el formato de voto por correo; se trata de uno de los ritmos de procesos judiciales más rápidos de la historia.
Desde antes de la muerte de Ginsburg, el tribunal tenía una mayoría conservadora de 5-4, por lo que incluso si su escaño quedara vacante, los demócratas necesitarían dos votos conservadores para evitar perder o un empate de 4-4 en cualquier caso posterior a las elecciones.