La aparición del nuevo coronavirus en el mundo derivó en millones de estudios para comprender cómo es que el SARS-CoV-2 afecta a las células del cuerpo humano.
Para su análisis se recurrieron a diferentes métodos para lograr la comprensión necesaria y desarrollar una vacuna efectiva que termine con los confinamientos decretados en gran parte del mundo.
En las primeras etapas de la pandemia científicos lograron tomar fotografías en las que el virus parecía una mancha apenas perceptible, dichas imágenes tenían baja resolución.
El doctor Sai Li, biólogo estructural de la Universidad de Tsinghua de Pekín, fue uno de los primeros que logró captar en fotos muy detalladas la forma puntiaguda del coronavirus y su interactuación con las células humanas.
Li colaboró con un equipo de virólogos chinos que trabajó con el virus en un laboratorio de bioseguridad en la ciudad de Hangzhou, lo trató con una sustancia química para volverlo inofensivo y se lo envió en una muestra de líquido.
El científico y su equipo concentraron el líquido cargado de virus de un litro hasta una sola gota, que fue congelada en una fracción de segundo y luego la observó a través de un microscopio crioelectrónico.
En los días siguientes, el equipo estudió detenidamente las imágenes captadas del coronavirus: inspeccionaron las proteínas de su superficie y las que estaban en su núcleo, enrolladas con los genes.
Con el paso del tiempo aumentaron los análisis y se mejoró la capacidad para capturar el avance del COVID-19 en el cuerpo humano.
Actualmente, algunos investigadores están usando supercomputadoras para crear virus virtuales completos que esperan usar para comprender cómo los virus reales se han propagado con una facilidad tan devastadora.
De esta forma el equipo de Rommie Amaro, bióloga computacional de la Universidad de California en San Diego, creó modelos átomo por átomo del coronavirus y de su proteína pico.
Estas investigaciones han ayudado a los científicos en todo el mundo a conocer el SARS-CoV-2 a detalle y han descubierto cómo el nuevo coronavirus utiliza algunas de sus proteínas para introducirse en las células y cómo sus genes logran dominar la bioquímica del cuerpo humano.
Así luce el SARS-CoV-2 en su retrato más detallado.
JVR