La Comisión Judicial del Senado de Estados Unidos dio inicio a la audiencia de la jueza Amy Coney Barrett, nombrada por Donald Trump para ocupar un lugar en la Corte Suprema.
Se prevé que la audiencia dure cuatro días, y que sea confirmada por la mayoría republicana antes de las elecciones presidenciales, el 3 de noviembre.
De ser así, Barrett, de 48 años, tendría un lugar vitalicio en el máximo tribunal del país norteamericano. Sucedería a Ruth Bader Ginsburg, quien falleció en septiembre de cáncer, la cual es una reconocida feminista y progresista.
En tanto, Barret es reconocida por su práctica católica y por su oposición al aborto y a la unión de parejas homosexuales.
En la Comisión Judicial del Senado participa Kamala Harris, compañera de fórmula de Joe Biden, candidato demócrata a la presidencia.
Amy Coney Barrett es bien vista en los círculos cristianos tradicionales de Estados Unidos, con los que comparte valores, empezando por una oposición declarada al aborto y una adhesión al concepto de pareja como la unión “de un hombre y una mujer”, según una carta enviada al papa en 2015
La jueza Coney Barrett, católica practicante, madre de siete hijos, incluidos dos adoptados de Haití y un pequeño con síndrome de Down, en algún momento declaró tener por “causa” servir al “reino de Dios”.
Su pertenencia a un pequeño grupo de católicos, People of Praise, que siguen ritos alejados del canon oficial, es objeto de atención especial en los últimos días.
Pero Coney Barrett, con una reputación de hacer argumentos jurídicos minuciosamente trabajados, afirma que sabe distinguir sus convicciones personales de su labor como jueza.
ntb