El presidente Donald Trump y el candidato demócrata, Joe Biden, tuvieron ayer actos de campaña en puntas opuestas del país, en la recta final de la contienda antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Trump visitó una iglesia en Las Vegas antes de acudir a un evento de recaudación de fondos en Newport Beach, California, y luego a una concentración de seguidores en Carson City, Nevada.
Mientras tanto, Biden estuvo en un evento en Durham, Carolina del Norte, y luego en un encuentro vía Internet con líderes religiosos afroamericanos. Por la mañana asistió a un servicio religioso en Wilmington, Delaware.
Para Trump, la visita es un retorno a una iglesia que visitó como candidato en octubre del 2016. En esa oportunidad recibió una bendición en el altar, visitó una escuela religiosa cristiana afiliada, donde habló con alumnos y promovió alternativas a las escuelas públicas tradicionales.
Biden fue a la iglesia St. Joseph’s, en Brandywine, la misma que asiste todas las semanas. Él y su esposa Jill entraron vistiendo cubrebocas color oscuro. Ella llevaba un ramo de flores que incluía rosas rosadas.
La iglesia está a poca distancia de la vivienda de Biden y su hijo Beau, quien falleció de cáncer cerebral en 2015, está sepultado en el camposanto adyacente. Joe y Jill Biden visitaron la tumba después del servicio religioso.
De ser elegido, Biden sería el segundo católico en ejercer la presidencia de Estados Unidos, después de John F. Kennedy. Biden suele hablar abiertamente de su fe y de cómo le da fuerzas para enfrentar los desafíos de la vida.
Trump no va mucho a la iglesia, pero es popular entre los religiosos evangélicos blancos y suele organizar eventos en la Casa Blanca con pastores de esa fe.
Trump va rezagado en las encuestas, tanto nacionales como en estados individuales, y ha redoblado sus esfuerzos de campaña desde que regresó a trabajar tras enfermarse de coronavirus.
Trump además está en desventaja en cuanto a fondos de campaña. Al comenzar tenía más que Biden, pero su equipo incurrió en enormes gastos. Biden fue más austero y se benefició de donaciones