Este martes 210 millones de estadounidenses eligen a su presidente 46, a 35 senadores y a 435 integrantes de la Cámara de Representantes, en una de las elecciones más importantes, pues lo que está en juego es la continuidad de un régimen disruptivo como el de Donald Trump ante Joe Biden, quien estuvo en la estructura de Barack Obama.
Sin embargo, esta elección es un tanto atípica, pues el actual presidente ha advertido la posibilidad de no aceptar los resultados, poniendo en duda el sistema electoral de Estados Unidos.
las apuestas
Al cierre de estas campañas, Biden lidera la mayoría de encuestas a nivel nacional y estatal, un factor que dejaba tranquilos sus seguidores, a medida que se acercaban a la línea de meta.
Estos sondeos posicionaron al exvicepresidente Joe Biden con esperanzas para ganar Michigan, Pensilvania y Wisconsin, tres estados que contribuyeron a la inesperada victoria en 2016 de Donald Trump sobre la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton.
El demócrata Biden también podría incursionar en otros campos de batalla como Florida, Carolina del Norte, Ohio y Georgia, donde si bien la diferencia respecto a Trump es cerrada, podría conquistarlos y llevarse toda la contienda.
A pesar de esto, el Partido Demócrata apuesta por una votación abrumadora que haga que la victoria de Joe Biden sea contundente, tomando en cuenta que en 2016, las encuestas también favorecían a Clinton, por lo que la cúpula de esa fuerza política no quiere confiarse.
En contraste con el equipo Biden, la cautela no estaba en el búnker de Trump, donde las muestras de optimismo fueron totales, apuntando al entusiasmo sobre el terreno de su base fiel, la misma con la que refuerza su discurso antiinmigrante y proteccionista.
el ÚLTIMO IMPULSO. En la víspera del supermartes de elecciones nacionales en Estados Unidos, el candidato demócrata trató de atraer a una franja más amplia de estadounidenses mientras se comprometía a unir al país.
Joe Biden se centró en la pandemia, atacó la respuesta de Trump a la contingencia sanitaria y prometió escuchar los consejos de los científicos. También afirmó que el actual presidente lideraba un gobierno divisivo, peligroso e inadecuado para encabezar la rectoría de la principal potencia mundial.
Donald Trump, por su parte, buscó atender a su base con descalificaciones personales: retrató a su oponente como mentalmente incapaz de manejar la presidencia y afirmó que el exvicepresidente implementaría un “estado carcelario” para controlar la pandemia de coronavirus si fuera elegido.
Sus eventos de cierre de campaña contrastaron fuertemente pero fueron un reflejo de los retos que cada uno asumió en esta contienda. Trump reunió a miles de partidarios a pesar de la pandemia de coronavirus, mientras que Biden optó por los eventos de autocine para no corromper el distanciamiento.
El magnate habló durante horas ante multitudes de partidarios, a menudo desviándose de los comentarios preparados, mientras que Biden pronunció discursos más definidos y con guion, centrados en el virus y sus planes para la economía.
El politólogo Fernando Barrientos, experto de la Universidad de Guanajuato, asegura: “nadie había puesto en duda el sistema electoral de Estados Unidos”.
Por lo pronto, seis estados serán clave en la decisión más importante para Estados Unidos y para el mundo: Florida, Georgia, Carolina del Norte, Ohio, Arizona y Iowa.
Aunque Biden cuenta con más opciones para obtener los 270 votos requeridos de los delgados del Colegio Electoral de Estados Unidos, pueden haber muchas sorpresas, pues hay que recordar que las encuestas fallaron en la pasada elección, cuando Trump derrotó a Hillary Clinton.