En medio de las demandas presentadas y el anuncio de otras tantas en estados donde la ventaja de Donald Trump está puesta en duda, el recuento podría aplicar en al menos tres de los siete estados en los que el magnate acusa robo electoral, aunque podría integrarse uno más, Pensilvania, si la superioridad del magnate continúa reduciéndose ahí.
De acuerdo con las condiciones actuales y las reglas establecidas en cada estado, la campaña del republicano estaría impedida de lograr un recuento en Arizona —donde no se admiten este tipo de ejercicios, a menos que haya una ventaja menor a 0.1 por ciento— o en Carolina del Norte —donde procede sólo si hay un cambio repentino en la tendencia—; tampoco en Michigan —en este último un juez negó la solicitud de Trump—.
Por otro lado, sí podría apelar a este recurso en Wisconsin, donde la diferencia respecto a su oponente es de 0.6 por ciento; en Nevada, donde cualquier candidato puede solicitarlo sin justificación necesaria, o en Georgia, que admite una solicitud como ésta si la diferencia es menor a 0.5 por ciento —al cierre de esta edición, la distancia entre Biden y Trump en este estado era de 0.1 por ciento—.
Esta posibilidad también se daría en el caso de Pensilvania, cuyas reglas establecen que un recuento se activa de manera automática cuando la diferencia es igual o menor a 0.5 por ciento. Ayer, con 94 por ciento de los votos escrutados, Trump lideraba este estado con 0.7 por ciento. Por ahora, al cierre de esta edición, el recuento no aplica, pero ya estaba cerca.
Trump tiene a todos sus abogados con las manos y los ojos puestos en el conteo de votos, con la ambición de defender su reelección; sin embargo, expertos legales estiman que la avalancha de demandas tiene poca posibilidad de cambiar el resultado que, al menos hasta ayer, perfilaba a Joe Biden a muy poco de convertirse en el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
“Las maniobras legales actuales son una forma de que la campaña de Trump intente extender el juego con la esperanza de que surja alguna anomalía”, dijo Robert Yablon, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison, citado por Reuters. “Hasta ahora, no hemos visto ningún indicio de irregularidades sistemáticas en el recuento de votos”.
En comunicado, el gerente de campaña de Donald Trump, Bill Stepien, aseguró que estas demandas sólo quieren garantizar que se cuenten los votos legales.
“Las demandas no tienen mérito”, le respondió Bob Bauer, quien integra el equipo legal de Joe Biden. “Tienen la intención de darle a la campaña de Trump la oportunidad de argumentar que el conteo de votos debería detenerse”.
En Michigan y Pensilvania, Trump pidió a los tribunales que detuvieran el conteo de votos porque supuestamente se negó a sus observadores el acceso al proceso de escrutinio.
En el caso de Michigan, la demanda fue desestimada ayer, pero un tribunal de Pensilvania ordenó que los observadores de la campaña de Trump tengan mejor acceso al proceso de conteo en Filadelfia.
En Georgia, el equipo Trump pidió a un juez que exigiera al condado de Chatham que separara las boletas que llegaban tarde, para asegurarse de que no se contaran, pero el caso fue desestimado.
Valeria López Vela, académica y columnista en La Razón, consideró que “más que una estrategia legal es una estrategia política que no va a tener mayores repercusiones”. Sin embargo, sí habrá un daño más grande y en el largo plazo para Estados Unidos, al “entregar un país más dividido y lastimar a las instituciones” que insulta y cuestiona: el sistema electoral, “cuya estigmatización erosionará su legitimidad en las mentes de las millones de personas que lo apoyan”.