Con la enseñanza remota forzada por la pandemia de coronavirus, el sistema educativo de Estados Unidos reporta que el número de estudiantes reprobados en este periodo triplican las cifras previas a la pandemia de Covid-19.
Esta baja del promedio de calificaciones afecta más a aquellos alumnos que están aprendiendo el inglés y a los alumnos discapacitados o en condiciones de desventaja.
En entrevista con la agencia AP, Erik Jespersen, director de la escuela secundaria McNary en el estado de Oregon, aseguró que a finales de octubre, 38 por ciento de las calificaciones eran reprobatorias, en comparación con el 8 por ciento promedio registrado periodos previos. “Es algo completamente desproporcionado de lo habitual, y obviamente es muy alarmante”, dijo.
Los educadores han identificado una serie de factores: Los estudiantes que toman clases a distancia no entregan tareas o de plano se ausentan de clases. El acceso a internet es limitado o inconsistente, lo que complica terminar y entregar tareas. Y los maestros que no ven a sus estudiantes en persona tienen más problemas para identificar quién se rezaga, especialmente con la gran cantidad de alumnos que apagan sus cámaras durante las sesiones por Zoom.
El descenso en las calificaciones es evidente en distritos de todos tamaños en el país.
En la escuela de Jespersen, en el distrito de escuelas públicas de Salem-Keizer, en un principio cientos de estudiantes no sólo tenían calificaciones reprobatorias, sino de 0.0 por ciento, lo que indicaba que simplemente no tomaban clases. En Nuevo México, más de 40 por ciento de los alumnos de secundaria estaban reprobando al menos una materia hasta finales de octubre. En Houston, 42 por ciento de los alumnos reprobaron al menos una asignatura durante el primer periodo de calificaciones. Casi 40 por ciento de las calificaciones de todos los alumnos de secundaria en St. Paul, Minnesota, fueron reprobatorias, lo que representa el doble de un año habitual.
En respuesta, las escuelas han redoblado sus iniciativas de acercamiento, dando prioridad al regreso de los estudiantes reprobados a clases presenciales y, en algunos casos, alterando las políticas de calificación y dándoles más tiempo a los alumnos para completar sus tareas.
Jespersen dijo que su escuela comenzó a ver una mejoría después de permitir el ingreso de grupos de 300 estudiantes a las instalaciones para recibir ayuda de los maestros, aunque recientemente suspendieron la práctica debido al incremento de casos de coronavirus en la región. Los equipos de asesoría aumentaron el contacto con los estudiantes, y se les pidió a los maestros que dejaran temporalmente de asignar tareas para calificar. Padres de alumnos hispanos fueron invitados a una sesión para aprender a tener acceso por internet a las calificaciones de sus hijos.
En Charleston, Carolina del Sur, directivos y maestros sopesan la posibilidad de ajustar el método de calificaciones tal como lo hicieron durante la primavera, cuando se les pidió a los instructores otorgar calificaciones de 50 en lugar de 0 para atenuar los castigos a los alumnos desinteresados, dijo el profesor de inglés Jody Stallings.
“Soy maestro de inglés, no de matemáticas, pero sé que los ceros son muy, muy devastadores para un promedio”, manifestó.
La mayoría de las calificaciones reprobatorias que da son por no entregar trabajos y no por tareas entregadas con muchas respuestas erróneas.
“Más adelante hablas con ellos y dicen: ‘¿Sabe? Simplemente no lo hice. No sabía la respuesta así que simplemente no lo hice’”, comentó Stallings, quien enseña a la mayoría de sus alumnos de forma presencial y al resto en línea de manera simultánea en la escuela secundaria Moultrie. “Cuando tienes a un alumno en persona, hará la prueba... y aunque no sepa nada, tiene una oportunidad”.
En Hatch, Nuevo Mexico, la secretaria escolar de secundaria Blanca Ramirez dijo que su trabajo ha evolucionado durante la pandemia, ya que ahora también se desempeña como traductora, defensora y asesora de estudiantes y padres que sólo hablan español. En conversaciones con los alumnos les pregunta cómo es que pueden tener calificaciones tan bajas.
“La primera respuesta es: ‘es tan difícil... Miss... no lo entiendo’”, señaló Ramirez.
“Muchas veces me percato que los niños ni siquiera están haciendo su primer intento porque creo que tienen miedo. Así, con sólo hacer esa llamada telefónica eso les da aliento y empiezan a hacer un poco más de esfuerzo”, dice Ramirez.