Vincent Fichot, un padre francés que reside en Japón, inició el pasado 9 de julio una huelga de hambre frente a la estación Sendagaya de Tokio, esto por el secuestro de sus dos hijos en agosto de 2018, por parte de su esposa japonesa.
"Lo he dado todo, he perdido mi trabajo, mi casa y mis ahorros en los últimos tres años. Ahora peso 80 kilogramos y lo daré todo hasta el último gramo", dijo Vincent para la Agencia France-Presse (AFP), sentado afuera de la estación de tren en Tokio, muy cerca del nuevo estadio olímpico.
El hombre de 39 años de edad, quien lleva viviendo en Japón desde hace 15 años, dijo que no abandonará su lucha hasta que sus hijos, un niño y una niña de seis y cuatro años, respectivamente, le sean devueltos.
En caso contrario, dijo: "Quiero que las autoridades francesas me demuestren que son serias y que realmente quieren defender a mis hijos, y que impondrán sanciones contra Japón hasta que el país acepte proteger los derechos de mis hijos".
Su esposa lo acusó en la corte de violencia doméstica, pero luego se retractó de la denuncia, y el sistema de justicia japonés ahora "no tiene nada que reprocharme", menciona. "Lo he intentado todo, he tratado de convencer a mi esposa diciéndole que no era bueno para los niños", agregó. "En este momento ni siquiera sé si están vivos".
La custodia compartida de los niños en casos de divorcio o separación no existe legalmente en Japón, donde los secuestros por los padres son comunes y a menudo tolerados por las autoridades locales.
