"Ya no quiero vivir", aseguró Jeanine Áñez, la expresidenta de facto de Bolivia, a unos días de que se generó lesiones en los brazos mientras se encontraba recluida en la cárcel de Miraflores, en la Paz.
Según un comunicad que trascendió en la cuenta de Twitter de Jeanine Áñez, la exmandataria interina se encuentra muy débil y "sufre de forma permanente", además de que vive en constante estado de alerta.
En una publicación realizada por familiares de Jeanine Áñez, se asegura que cada 10 minutos alguien ingresa a su celda para "espiar, a preguntar o no se sabe a qué"; se agregó que vive en constante estado de angustia o sin conocimiento de "qué le van a hacer: Si sedarla, envenenarla o trasladarla sin rumbo conocido".
Ya no quiero vivir. Mis hijos necesitan hacer su vida. Ya no quiero más medicamentos que no sé cuáles son. Pido por favor a mis carceleros que me digan qué estoy tomandoJeanine Áñez, expresidenta interina de Bolivia
ONU confirma autolesiones de Jeanine Áñez
Un día antes de estas declaraciones, la ONU Bolivia expresó en un comunicado que tuvo acceso a la cárcel y tuvo una entrevista confidencial con Jeanine Áñez, quien presenta "lesiones físicas autoinflingidas", aseguró el organismo.
El primer ministro de Bolivia, Eduardo del Castillo, aseguró que Jeanine Áñez se habría practicado cortes en un brazo durante la madrugada del pasado sábado. Indicó "desconocer cuáles serían los móviles por los cuales se ha generado algún tipo de lesión".
Manifestamos que su salud es completamente estable, tiene unos pequeños rasguños en uno de sus brazos. Sin embargo, no hay de qué preocuparseEduardo Del Castillo, primer ministro de Bolivia<br>
La exmandataria fue detenida a principios de 2021 y se le dictó prisión preventiva el pasado marzo para investigar su presunta responsabilidad en el golpe de Estado de 2019 contra Evo Morales.
El pasado 20 de agosto, un día antes de las autolesiones de Áñez, la Fiscalía de Bolivia presentó un requerimiento acusatorio por "genocidio" y otros delitos contra la exmandataria interina por la muerte de manifestantes opositores en 2019 tras la crisis que generó la renuncia del entonces presidente Evo Morales.