Horas después de la agresión en Kongsber, Noruega, el caso pasó de un multihomicidio a un ataque terrorista luego de que se revelara que el atacante con arco y flecha, identificado como Espen Andersen Brathen, estaba en la mira de la Policía por presunto extremismo, aunque reconocen que aún se desconoce el motivo y falta claridad en el caso.
De acuerdo con las investigaciones, el ciudadano danés de 37 años, quien relató cómo persiguió y asesinó a cinco personas en su primer interrogatorio, estuvo en el radar de agencias y servicio de seguridad (PSR, por sus siglas en noruego) y hasta lo interrogaron, luego de que personas cercanas a él alertaran que se convirtió al islam, pero informaron que este año no hubo datos de ese tipo.
El primero en identificar el riesgo fue un amigo de la infancia, quien desde 2017 dio aviso sobre su presunta radicalización, luego de que Brathen publicara en redes sociales videos en los que se presentaba como mensajero musulmán y buscaba atraer a más personas. El contacto del danés expresó su “temor” de que se implicara en algún atentado, según el expediente. Y cuatro años después lamentó en entrevista con la emisora NRK que claramente el caso fue una “bomba durante varios años”, mientras el líder de una mezquita a la que acudía Espen dijo que también se sopesó alertar a la Policía hace años.
Además, al menos dos familiares consiguieron órdenes de restricción el año pasado en su contra luego de que los amenazara de muerte al dejar una pistola Colt en su vivienda, antecedentes confirmados por el jefe regional de la Policía, Ole B. Saeverud. También se dijo que estuvo preso en 2012 por robo y consumo de drogas (hachís) y su familia lo calificó como “enfermo mental”, aunque se desconoce si llevó algún tratamiento.
Ante esta información comenzaron a circular especulaciones en torno a posibles fallas de la Policía tanto para actuar desde hace años como durante el atentado en el supermercado Coop Extra, pues este hombre era considerado un peligro.
Sin embargo, autoridades reportaron que, aunque el presunto obrero “era conocido” por los agentes y se hizo una amplia investigación, no hallaron evidencia para actuar legalmente en su contra.
En tanto, sobre el hecho reciente, que sigue en investigación, se reportó que los primeros policías, según la recreación de los hechos, llegaron casi de manera inmediata, a unos minutos de recibir el primer reporte, pero tardaron 25 minutos más en controlar la situación, periodo en el que comenzó a disparar, mientras los uniformados aguardaron por refuerzos y protección en un caso calificado de “violencia continua que amenaza la vida” (PLIVO), pues Brathen también intentó dispararle con sus flechas. Ante los cuestionamientos de la prensa, las autoridades reconocieron que este tipo de acciones también son revisadas para evaluar e identificar posibles errores.
Aunque aún le seguían la pista, especialistas en seguridad reconocieron que este tipo de casos de radicalismo extremo “son muy difíciles de detectar”; en especial por el tipo de armas, pues el atacante de 37 años recurrió a un arco y flechas para matar a un mayor número de personas presuntamente al azar, pues ése es el modus operandi de fundamentalistas, y no se ha encontrado algún vínculo entre las víctimas letales, cuatro mujeres y un hombre de entre 50 y 70 años de edad —de los que se reportó tres fallecieron en la escena y dos en el hospital— y tres heridos por el islamista.
Añadieron que este tipo de armas no es común que sean rastreadas y, hasta el momento, sólo se sabe que la adquirió en una tienda deportiva, aunque no se reportó cuándo, lo que ayudaría a identificar con cuánto tiempo de anticipación planeó este ataque, así como cuántas flechas tenía o alcanzó a disparar.
También se reportó que esperan una evaluación psiquiátrica para determinar los detonantes que llevaron a este hombre a atacar a decenas de personas provocando terror en una ciudad pacífica y aclarar si padece algún trastorno, como alegan algunos integrantes de su familia, descartando que su conversión al islam tenga que ver con el ataque.
Esto para dar continuidad al caso ante el Tribunal de Distrito de Buskerud, pues se espera que hoy inicie el proceso judicial para encerrarlo por los crímenes, aunque no hay claridad sobre los delitos que le imputarían.
En medio de la tragedia, decenas de personas salieron a las calles a dejar ofrendas, veladoras y flores en honor a las víctimas fatales y quienes siguen en recuperación, entre ellos el policía a quien testigos destacan como un héroe y quien ya fue dado de alta, pero se desconoce su condición.
Varias personas que estuvieron en la escena del crimen o vieron el ataque desde sus ventanas tras escuchar los gritos relataron que un hombre, que tras el ataque se supo era un agente fuera de servicio, ayudó a varios clientes a salir ilesos mientras él tenía una flecha clavada en la espalda, pues los resguardó durante el tiempo que el perpetrador avanzó por los pasillos del lugar.
- El dato: El club de tiro de Akkerhaugen desmintió las versiones que ligaban al atacante con su grupo y hasta explicaron que las flechas usadas no son las mismas que en competencia.