El Clan del Golfo, cuyo líder Dairo Antonio Úsuga, Otoniel, fue capturado, asesinó a cuatro militares en la misma ciudad colombiana en la que las Fuerzas Armadas dieron un golpe histórico contra el grupo delictivo el pasado 23 de octubre, con lo que suman siete bajas para el Ejército en sólo dos semanas.
Se reportó que los narcotraficantes emboscaron a un capitán, un suboficial y dos soldados en la ciudad de Antioquia, y se presume que el ataque fue en represalia por la aprehensión del mayor capo en la región, lo que provocó que en los últimos días se intensificara el combate en la zona tras varios enfrentamientos.
Y es que tras el operativo que concluyó con el arresto de Otoniel el presidente Iván Duque y el ministro de Defensa, Diego Molano, advirtieron que el destino de todos los capos en la nación sería el mismo de Otoniel, quien aguarda una posible extradición a Estados Unidos por tráfico de drogas y otros delitos.
Tras el crimen, el general y comandante de la Séptima División, Juvenal Díaz Mateus, confirmó a medios de comunicación la “cobarde” emboscada en la que perdieron la vida cuatro uniformados, luego de ser atacados a disparos y hasta con granadas.
El general refrendó que las corporaciones del país seguirán luchando contra la “influencia nociva” de estos bandidos, responsables del trasiego de hasta 30 toneladas de cocaína al mes.
Previamente, las Fuerzas Armadas confirmaron la aprehensión de un narcotraficante y la muerte de tres cómplices luego de un combate; hechos en los que se decomisó “abundante material de guerra”, como fusiles y granadas.
En tanto, Duque y Molano advirtieron que no darán tregua a los responsables de esta emboscada, quienes serán castigados con todo el peso de la ley; incluso el mandatario refrendó la lucha contra el crimen organizado y reiteró que no descansarán hasta dar con los culpables de este ataque ruin.
