David Miller solo buscaba un trabajo que tuviera que ver con mantenimiento de aviones; pasó una entrevista y se dirigió a la dirección que le dieron, para su primer día en la empresa. ¿La sorpresa? Cuando llegó se dio cuenta de que era la NASA.
Son millones de reproducciones las que tiene en redes sociales la anécdota de Miller, la persona que se convirtió en empleado de la NASA sin aplicar siquiera para el puesto.
El joven era graduado de ingeniería mecánica, con especialización en ingeniería aeroespacial en la Universidad de Washington, y aprobó todas las etapas para una oferta en Boeing, en Texas, donde también le comentaron que había un trabajo diferente “que creemos que te puede gustar”.
Llegó a su nuevo lugar de trabajo, y era la NASA
A David le comentaron que en el otro lugar tendría que ser manipulador en el equipo de gráficos de análisis y cinemática interactiva, y aunque él no tenía ni idea de qué era aquello o cómo podría hacerlo, dijo que sí pues no quería cerrarse puertas cuando apenas estaba entrando al mundo laboral.
Sin embargo, al final solo tuvo la entrevista para Boeing y le avisaron que fue contratado; se dirigió a su nuevo trabajo y se llevó la sorpresa de que lo citaron en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio.
¿Cómo pasó de Boeing a la NASA?
“No creo que el proceso de contratación fuera intencionalmente confuso o secreto, creo que es solo que Boeing es un gran contratista para la NASA y realmente necesitaban gente”, dijo mucho tiempo después, ya que pasó ocho años trabajando ahí.
En 2015, como relata Clarín, decidió dejar de trabajar en ese importante lugar pues quería volver a Los Ángeles con su familia, pero no olvida que pudo “tocar cosas que iban al espacio y marcar la diferencia”.
AHM