La líder de Myanmar Aung San Suu Ki fue condenada a cuatro años de prisión a más de 10 meses de ser derrocada en un golpe de Estado, aunque después se redujo la sentencia, de acuerdo con el medio local MRTV.
La imputación de parte de la Junta militar es por los delitos de incitar a la disidencia e incumplimiento de medidas sanitarias ante la pandemia de COVID-19, pero se espera que enfrente más cargos en los próximos días.
Un portavoz de la junta, Zaw Min Tun, detalló que se trata de una doble sentencia contra la mandataria de 76 años, dos años por la sección 505 y dos más según la ley de desastres naturales.
Cabe destacar que tras el golpe del pasado 1 de febrero hay una larga lista de acciones penales en su contra como corrupción y hasta posesión ilegal de walkie-talkie —con los que se comunicaba con disidentes—. En suma estos cargos podrían alcanzar una condena de más de 100 años, superior a su edad actual.
Una condena similar recibió el anterior líder de la junta, Min Aung Hlaing, sentenciado por los mismos años al ser una lista igual de delitos y también se redujo la pena a la mitad; por lo que ambos continuarán en prisión, pese a los llamados internacionales para liberarlos.
Reprochan sentencia
Casi de manera inmediata a la confirmación de la sentencia, decenas de gobiernos, organismos y líderes repudiaron la acción que rompe con la democracia y “asfixia las libertades” en el país.
La alta comisionada de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet, denunció que se trató de un juicio amañado que sólo profundiza los reclamos contra el golpe de febrero pasado.
Por separado, Amnistía Internacional (AI) denunció qué tal medida evidencia la clara “determinación del ejército para eliminar y asfixiar las libertades”.
EASZ