Mientras la ofensiva rusa se recrudecía en Ucrania y llegaba con sus bombardeos a las puertas de la capital, Kiev, miles de ciudadanos cruzaban las fronteras con países vecinos para ponerse a salvo, aunque muchos hombres no tuvieron suerte y fueron regresados para empuñar un arma y defender a su país
“Incluso si el hombre viajaba con su propio hijo, no podía cruzar la frontera, ni siquiera con un niño”, dijo entre lágrimas Daria, una mujer de Kiev quien describió cómo sacaban a los hombres de los trenes en Ucrania antes de que llegaran a la frontera.
Así, la mayoría de los que llegaban el viernes eran mujeres, niños y ancianos, después de que el presidente Volodimir Zelenski y prohibió el jueves que los hombres en edad militar abandonaran el país.
En tanto, los autos formaban filas de varios kilómetros en algunos cruces fronterizos mientras las autoridades de Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Moldavia se movilizaban para recibirlos y brindarles refugio, alimentos y ayuda legal, además de agilizar los procedimientos fronterizos habituales, entre ellos los requisitos de prueba de Covid-19.
De acuerdo con la Agencia de refugiados de la ONU, más de 50 mil ucranianos huyeron del país en las últimas 48 horas tras la invasión rusa, y “muchos más se están moviendo hacia sus fronteras”. Apenas el jueves el funcionario dio parte de unos 100 mil desplazados internos.
“Tuvimos que dejar atrás todo, el trabajo de toda nuestra vida. Fue un sentimiento terrible”, dijo Marika Sipos al llegar a Hungría.
Sin embargo, no todos fueron forzados a quedarse. En redes sociales se viralizaron videos en los que el Ejército de Ucrania comenzó a repartir armas entre los ciudadanos, con el objetivo de prepararse para defender su territorio. Por ello, muchos salieron a dejar a sus familias y regresaron para pelear.
“Hay un sentimiento patriótico en las calles de Kiev. Yo solo voy a dejar a mi familia y regreso a defender mi país, no vamos a dejar que Rusia nos domine”, señaló un hombre.
Mientras que en el metro de la ciudad, muchas personas continúan resguardadas y en espera de más ataques, ya que sus hogares y departamentos por le momento no son seguros.