Un bombardeo ruso contra una base militar ucraniana eleva la amenaza contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al matar a 35 en Yavoriv a sólo 25 kilómetros de la frontera de Polonia —miembro del organismo desde 1999— y que el Kremlin justifica al abatir a presuntos mercenarios y reforzar ataques contra material militar extranjero.
El lanzamiento de hasta 30 misiles contra el Centro Internacional de Seguridad y Mantenimiento de la Paz la madrugada de ayer es el golpe más próximo a uno de los aliados, en la ciudad Leópolis, lo que pone en alerta a decenas de naciones por la posible extensión de la invasión en la que, afirman, han fallecido más civiles que soldados.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien visitó a soldados heridos, insistió a aliados a proteger su espacio aéreo, pues sin acciones concretas contra Rusia las naciones de la OTAN podrían ser bombardeadas al escalar la afrenta contra Occidente, pues el Kremlin amagó con más ataques contra objetivos legítimos, al referirse al suministro de aliados.
“Es cuestión de tiempo antes de que los misiles rusos caigan en territorio de la OTAN (...) en los hogares de los ciudadanos de la OTAN”, externó el mandatario en un videomensaje por Telegram después de la ráfaga que dejó 134 heridos.
El líder reiteró a las 30 naciones aliadas a no esperar a más advertencias, pues éstas se han cumplido como el inicio de la guerra, que hoy cumple 19 días, y el uso como arma política del gasoducto Nord Stream 2. Mientras que fuentes británicas prevén que Kiev podría ser el próximo blanco, pues las tropas ya se ubican a menos de 30 kilómetros.
El cambio de estrategia amenaza a Polonia que ya acogió a 1.6 de los 2.6 millones de ucranianos que huyeron de la guerra desde el pasado 24 de febrero, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a la espera de otra negociación entre Rusia y Ucrania para detener la guerra, esta vez en formato virtual, según el asesor ucraniano, Mijail Podoliak, y el vocero ruso, Dimitri Peskov, quienes no adelantaron cuáles son sus prioridades.
En tanto, Rusia arrecia los ataques para doblegar a la resistencia en Mariupol, Kiev, Járkov, Irpin y Leópolis —que se ubicó como zona preferida de los desplazados al no ser atacado—, a la vez que aprieta los controles en Jerson, con un plan independentista, y en Melitopol, donde nombró un alcalde sustituto tras el secuestro del funcionario.
Para Estados Unidos este ataque no fue sorpresivo, pues ya alertaban de avances al oeste, pero advierte que ante cualquier ataque contra uno de la OTAN responderá con “fuerza total”, como lo marca el mismo organismo, pues defenderán a cualquier miembro.
En respuesta, Rusia ratificó que abatió hasta a 180 mercenarios extranjeros. El vocero de Defensa ruso, Igor Konashenkov, señaló que en el inmueble atacado instructores estadounidenses capacitaban a efectivos ucranianos y de países occidentales para acciones hostiles en su contra, por ello destruyeron su armamento y equipo militar almacenados, entre éstos remolques y un centro de simulación. Y la gestión de Vladimir Putin sostuvo que “continuará la destrucción de los mercenarios extranjeros que llegaron a territorio ucraniano”.
Por lo anterior, Zelenski indicó que el viraje en la estrategia del Kremlin muestra que no ha logrado los objetivos de la “operación de desmilitarización” y recurre a alternativas para doblegar a tropas locales. Incluso, calificó de “nueva etapa de terror” el incremento de zonas asediadas con bombardeos, disparos y más.
Y es que la región sigue sumando nuevos ataques con múltiples víctimas, como las dos mil 100 letales tan sólo en Mariupol y sitios estratégicos cerca de Kiev en donde falleció el reportero y cineasta Brent Renaud tras múltiples disparos de tropas rusas a su vehículo cuando cubría la salida de miles de refugiados del país, ante lo que EU advirtió que alista consecuencias. El hecho fue confirmado por su compañero Juan Arredondo, quien viajaba con el experiodista del diario New York Times.
Además, los civiles siguen sin tregua, pues en sus intentos por salir ya no saben qué lugar es seguro, ya que se reportan ataques tanto en corredores humanitarios como en hospitales, escuelas, viviendas, centros de culto y contra la prensa que documenta el asedio desde el pasado 24 de febrero. Ayer hubo dos decesos por el impacto de un proyectil contra un plantel educativo en Mikolaiv.
Y pese a este fuerte asedio, Rusia busca adquirir más armamento y ya solicitó a China nutrir sus fuerzas. Según los diarios New York Times y The Washington Post el gobierno de Putin se acercó al de Xi Jinping, aunque no se reveló qué tipo de apoyo demandó.
Ante ello, el gobierno de Joe Biden está pendiente de un supuesto respaldo con armas o para intentar evadir las sanciones que decenas de gobiernos han impuesto a la fecha.
Ello pone el foco en la reunión que sostendrá el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, con una delegación china hoy para discutir el impacto de esta guerra, pues EU busca un mayor compromiso de la potencia asiática, pues ésta ha evitado condenar estos actos al pronunciarse únicamente en torno a la seguridad y soberanía sin aludir directamente a ninguna de las naciones.