La nueva ronda de negociación entre Rusia y Ucrania vislumbra avances con el ofrecimiento del invasor a reducir radicalmente su ofensiva en Kiev y Chernigov, pero con la incertidumbre de Ucrania y aliados de si cumplirán como con otros acuerdos, entre ellos los corredores humanitarios.
Aunque el presidente Volodimir Zelenski ve un signo importante en el anuncio del viceministro de Defensa del Kremlin, Alexander Fomin, para rebajar los ataques o avances militares en zonas clave, aseveró que “no son ingenuos” ante el planteamiento hecho en Turquía.
Y fue firme al sostener que tras 34 días de bombardeos “no hay motivo para confiar en las palabras de los representantes de un país que nos hizo la guerra” y sólo busca destruirlos. A través de un video en Telegram, añadió que ocho años en disputa, en referencia a la anexión de Crimea, les han enseñado que sólo se puede confiar en actos concretos, por lo que descarta un relajamiento en el país.
El líder apuntó que en cada negociación hay riesgos, pero más allá de lo que se pone sobre la mesa la claridad está en los ataques, que no se detienen y a diario retumban las explosiones en la nación, mismas que siguen cobrando la vida de civiles y sugieren que tal retirada parcial es sólo otra artimaña para que las tropas rusas se reubiquen, pues ahora su prioridad es controlar Donbás.
Pese a las muestras de confianza, como calificó Rusia este plan, ayer fueron asesinadas 12 personas y unos 30 civiles resultaron heridos en un bombardeo contra la sede de Gobierno de Mikolaiv, ataque dirigido desde Crimea, mientras que las salidas de miles de refugiados se vieron interrumpidas en Zaporiyia y la agresión sigue a gran escala, según el Ministerio de Defensa local.
Además, la delegación de Zelenski refirió que para cualquier avance requiere algo a cambio y un objetivo es mejorar su seguridad, por lo que insiste en un sistema defensivo a aliados y a cambio se abre a negociar con Rusia el caso Crimea, pero estima un debate por hasta 15 años.
Otro ejemplo de las reservas en Ucrania es que no confían ni en los alimentos o bebidas que les den, pues el ministro de Exteriores, Dimitro Kuleba, exhortó a los negociadores a no comer ni beber nada en las reuniones, ni siquiera tocar superficies luego de que se revelara que dos ucranianos y el oligarca ruso Roman Abramovich fueron envenenados.
En tanto, el Kremlin aclaró que este repliegue busca generar las condiciones para fortalecer el acercamiento, pero que no significa un cese el fuego como exigen líderes y organismos internacionales.
A esta incertidumbre en torno a Rusia se sumaron aliados, el más contundente fue Estados Unidos, cuyo presidente, Joe Biden, dijo que no creerá este intento de desescalada sin evidencia. Tras una llamada telefónica con sus homólogos europeos, refirió “ya veremos”, al mostrarse escéptico ante tal ofrecimiento.
Por separado, su secretario de Estado, Antony Blinken, alertó a aliados que en esta crisis se debe tomar con cautela lo que promete Rusia, pues en más de un mes no han detectado progresos.
Quien se encuentra de gira por Marruecos reiteró que deben vigilar los movimientos rusos, pues por un lado está lo que dice y por otro lo que hace y admitió que podría ser otro intento de Moscú para engañar y desviar la atención.
En tanto, el vocero del Pentágono, John Kirby, dijo que la nueva estrategia rusa responde al fracaso para asumir el control de Kiev. En conferencia puntualizó que este cambio parece más un reposicionamiento que un intento de retirada, por lo que se mantendrán alerta, ya que la amenaza aún no termina y hay información de que chechenos han llamado a tomar por asalto la capital ucraniana.
Mientras que algunas fuentes coincidieron en que seguramente sólo es una artimaña para ganar tiempo. Por ello, el primer ministro británico, Boris Johnson, instó a ser implacables con Putin, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, admitió dificultades para facilitar la salida de desplazados de Mariupol ante los ataques en esa región. Y Zelenski se pronunció, otra vez, por apretar las sanciones, pues éstas sólo se pueden retirar hasta que concluya la guerra.
- El dato: Fuentes de la Casa Blanca señalaron que durante la reciente conversación de Biden con líderes europeos no se planteó en ningún momento el cambio de régimen en Rusia.
EXPULSAN A 43 DE EUROPA
Países Bajos, Bélgica, República Checa e Irlanda se sumaron a las restricciones contra diplomáticos rusos al expulsar a medio centenar de presuntos espías.
En una acción coordinada, estos gobiernos cerraron las puertas a quienes aprovechan su estatus para actuar contra Occidente, por lo que ayer la representación neerlandesa echó a 17 ligadas al Kremlin, al considerar que en medio de la guerra representa una clara “amenaza a la seguridad nacional”.
Mientras que Bélgica declaró que no son bienvenidos 21 rusos en su territorio y las otras dos regiones completaron la lista de 43 con lo que suman casi un centenar de sancionados en casi 10 días, pues en semanas pasadas Polonia ordenó la salida de 45 supuestos espías, y Estonia, Letonia y Lituania hicieron lo propio con 10 diplomáticos, por lo que se anticipan medidas espejo de Rusia.