Con el surgimiento de al menos dos nuevos linajes de la variante Ómicron, la Organización Mundial de la Salud (OMS) redobló la vigilancia epidemiológica para determinar si éstos, presentes en casi una decena de países, representan un mayor riesgo.
Expertos en la materia señalaron que el hallazgo de “mutaciones adicionales”, obligó a estudiar a profundidad las cepas BA.4 y BA.5 para verificar el nivel de transmisibilidad y propagación del virus que surgió a finales de 2019, al recordar que Ómicron y su primer linaje BA.2 son altamente transmisibles y actuales dominantes a nivel mundial.
Y recalcó a los gobiernos la importancia de analizar cualquier cambio en torno al avance de este virus, pues podría generar un revés en la lucha que se ha prolongado por años, pese a que cuentan con las herramientas para reducir la hospitalización, casos graves y fallecimientos gracias a las vacunas.
Incluso, el director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó que aun cuando la incidencia mundial va a la baja, aún no han superado la pandemia y sin un marcado avance en la inmunización es claro que la emergencia “está lejos de terminar”, pues pueden aparecer otras cepas y éstas afectan de diferentes formas a cada región.
Con esta revisión, prevén ajustar las recomendaciones actuales en caso de que se identifique un mayor riesgo, especialmente cuando varias naciones en Europa han retirado la mayoría de normas sanitarias, mientras que otras como en China vuelven a los confinamientos obligados para detener los brotes luego de que hace unas semanas se reporta un nuevo máximo de casos a nivel nacional y en algunas provincias, peor que en la primera ola.
Adhanom reconoció que a nivel global permea el cansancio en la sociedad por una lucha contra un virus que recientemente entró en su tercer año de combate y aún no tiene fin.
