La presión contra Vladimir Putin por desatar la guerra en Ucrania sigue al alza con nuevas acusaciones por el uso de armas químicas y genocidio, así como la captura de uno de sus aliados en la nación invadida.
A 48 días de los primeros bombardeos, tropas ucranianas denunciaron el uso de armas químicas en Mariupol, como parte de la estrategia del invasor para doblegarlos y tomar el control total de la región clave para el enemigo en busca de un corredor terrestre de Donbás hasta Crimea.
Horas después de que prorrusos aseguraran que tomaron el puerto, fuerzas armadas revelaron que desde un avión ruso se lanzó una sustancia química que de inmediato provocó malestares a la población como problemas para respirar.
Al respecto, aliados ucranianos reconocieron que cada día en disputa eleva el riesgo de que el enemigo use este armamento, pues anticipaban el lanzamiento de fósforo para acabar con los combatientes en busca de adentrarse en la zona.
Y a la par de estas acciones el invasor aprieta avances en regiones como Járkov y la fiscalía reporta que en al menos seis mil puntos se han cometido brutalidades. Por ello, Estados Unidos, Gran Bretaña y organismos internacionales advirtieron que se mantendrán vigilantes para detener estos actos y castigarlos.
Ante la nueva escalada, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseveró que cada día se revela nueva evidencia de las torturas brutales, especialmente contra mujeres y niños, hecho que confirmó la defensora del pueblo ucraniano, Lyudmila Denisova, al acusar que al menos 25 mujeres de entre 14 y 24 años fueron violadas por soldados rusos en un sótano de Bucha.
En entrevista con BBC detalló que las víctimas relataron que los rusos las sometieron a punta de pistola y hasta se mofaron de que con estas continuas agresiones sexuales harían que ellas no quisieran estar nunca más con un hombre, con lo que evitarían que nacieran más ucranianos. Y tras los hechos se reportó que algunas están embarazadas.
En esta misma tónica se pronunció el mandatario estadounidense, Joe Biden, quien después de abstenerse de elevar el tono contra Putin lo tachó de “genocida”, tras reiterados señalamientos de ser un “criminal de guerra”, ante las claras muestras de éste “de borrar la idea misma de ser ucraniano”.
“Sí, lo llame genocida”, reiteró ante la prensa al recordar que las pruebas recabadas por Ucrania muestran hechos horrendos. Y aunque insistió que para él es muy claro que es un genocida, dijo que serán las cortes internacionales que llevan el caso los que determinarán si aplica como ello o no, lo que podría confirmarse con más evidencia sobre la devastación provocada en casi 50 días.
Más tarde, Zelenski celebró una victoria para sus fuerzas armadas tras la captura del líder opositor ucraniano y empresario Viktor Medvedchuk, presunto compadre de Putin, cuando pretendía huir a unas semanas de evadir el arresto domiciliar en el que estaba por traidor.
Precisó que se trató de un operativo militar del Servicio de Seguridad, mismo que aplaudió, y aseguró que podría servir para intercambiar prisioneros con Rusia si la nación vecina pretendía recuperar a uno de sus aliados, quien fue criticado por fuerzas locales al señalar que al ser parte de los invasores resulta cínico que se mueva por la nación con un uniforme con la bandera ucraniana para camuflarse entre la resistencia.
Sin embargo, el líder del Kremlin no se inquieta con estos frentes en su contra al asegurar que no hay manera en que las acciones en su contra aíslen a la nación. Por el contrario, sostuvo su postura al afirmar que la ofensiva continuará hasta el cumplimiento de los objetivos fijados, pues “actuaremos según el plan que fue trazado en un primer momento”.
Y ratificó que la operación en Ucrania busca respaldar al Donbás, pues los pobladores han sido víctimas de Ucrania.
Con sus tropas concentradas en el este ucraniano, Putin insistió que su plan es por la seguridad de Rusia y rechazó nuevamente las acusaciones de supuestos crímenes de guerra al calificar de falsedad la supuesta evidencia de ejecuciones en Bucha.
- El dato: Funcionarios ucranianos aseguraron que frustraron un nuevo hackeo de parte del enemigo que pretendía apagar los sistemas de control industrial en la región.