Francia comenzó a votar el domingo en la segunda vuelta de las presidenciales, una elección con implicaciones para el futuro de Europa en la que el actual mandatario, el centrista Emmanuel Macron, partía como favorito pero enfrentaba un duro desafío de su rival de ultraderecha, Marine Le Pen.
Macron pidió a los votantes que confiaran en él para un segundo mandato de cinco años tras un gobierno que añadió protestas, la pandemia y la guerra en Ucrania.
Una victoria de Macron le convertiría en el primer presidente de Francia en 20 años que obtiene un segundo periodo al frente del país.
El resultado de los comicios en Francia, una potencia nuclear con una de las economías más grandes del mundo, también podría afectar al conflicto en Ucrania, ya que ha jugado un papel clave en los esfuerzos diplomáticos y el apoyo a las sanciones contra Rusia.
El apoyo a Le Pen ha crecido durante la campaña al nivel más alto que nunca ha logrado la candidata, y la participación resultará decisiva el domingo. Muchos de los que tenían previsto votar a Macron lo harían para frenar a Le Pen y a ideas consideradas como demasiado extremas y antidemocráticas, como su plan de prohibir el uso del hiyab islámico en público o sus lazos con Rusia.
Los dos candidatos intentan atraer los 7.7 millones de votos que obtuvieron el candidato izquierdista Jean-Luc Melenchon, derrotado en primera vuelta.
avc