El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recalcó la importancia de trabajar en unidad y democracia con gobiernos de América Latina al ratificar su compromiso para atender, de manera conjunta, problemas comunes como la migración, pese a la ausencia de homólogos a los que tachó de antidemocráticos.
En el primer encuentro con mandatarios, el demócrata minimizó las críticas por no invitar a todos los líderes de la región, lo que provocó que otros desairarán la Cumbre de las Américas. Sin embargo, ratificó que ésta es la mejor forma de reforzar lazos, hecho por el que reiteró su compromiso para respaldar a naciones aliadas del continente.
Sin embargo, luego de su declaración, el mandatario argentino, Alberto Fernández, lo encaró al señalar que ser el anfitrión no le da el derecho de excluir a invitados, luego de que su negativa a sumar a los líderes de Nicaragua, Daniel Ortega, de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de Venezuela, Nicolás Maduro, y sentenció que esperaba otra Cumbre. Fernández instó a futuros países sedes a no imponer un derecho de admisión como en esta edición.
Pese a las críticas, Biden, quien estuvo acompañado de su vicepresidenta, Kamala Harris, y su secretario de Estado, Antony Blinken, reiteró que la región siempre será una prioridad para su gobierno.
Y anunció nuevas políticas para impulsar la región, con miras a atender la migración en su frontera, así como ayudas económicas para combatir el cambio climático por la agenda 2030, con una fuerte inyección para que hasta 70 por ciento de la energía sea renovable en la próxima década, que se mejore la respuesta ante desastres y para reducir el riesgo alimentario.
Asimismo indicó que otro de sus objetivos es reforzar la salud, que quedó expuesta ante la pandemia de Covid-19; por ello, indicó que con respaldo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) capacitará a 500 mil especialistas para actuar ante otra pandemia y recordó que en ese tema EU donó 65 millones de biológicos a gobiernos de la zona.