El presidente de Rusia, Vladimir Putin, despidió al líder soviético Mijaíl Gorbachov con un ramo de rosas rojas al adelantarse a los funerales, pero descartó un acto de Estado por espacio en la agenda, de acuerdo con el Kremlin.
Luego de que el mandatario enfundado en un traje negro presentara sus respetos ante el féretro del último dirigente de la Unión Soviética, su vocero, Dmitri Peskov, señaló que por actividades que ya tenía programadas le será imposible acudir al funeral que se realiza mañana.
Por ello, el funcionario explicó que Putin adelantó su despedida en privado, momento en el que se le observó caminar frente al ataúd abierto de quien falleció el pasado 30 de agosto.
Con ello, evidencia una falta de interés por un acto multitudinario, ya que pesa más que es quien provocó el colapso de la Unión Soviética que haber sido el último líder de la misma, pese a que días antes reconoció su “gran influencia”, principalmente por un escenario complejo en términos políticos.
Al ser cuestionado sobre los preparativos de la ceremonia luctuosa, Peskov dijo que no será una de Estado, pero contará con una guardia de honor, el más cercano reconocimiento brindado por Moscú, lo que implica una negativa a funerales por lo alto como parte de su legado histórico e internacional.
Esta postura contrasta con lo ofrecido a otros líderes y expresidentes como el fallecido Boris Yeltsin quién sí contó con todo el respaldo del régimen, pues fue quien impulsó a la presidencia a Putin.
Ello va en contra de los elogios que ha recibido de países de Occidente, por poner fin a la Guerra Fría, misma que ha sido comparada con la reciente invasión rusa en Ucrania.
