En su primer encuentro con el Parlamento británico como rey, Carlos III ratificó su compromiso de seguir los principios y el ejemplo de su madre, la reina Isabel II, mientras miles de escoceses hacían fila para despedir a su madre a varios kilómetros de distancia.
A cuatro meses de dar un discurso a nombre de su madre por problemas de salud de su majestad, Carlos volvió ante las Cámaras de los Comunes y de los Lores ya proclamado como rey, lo que ameritó las fanfarrias para él y su esposa Camila, la reina consorte.
Tras recibir condolencias en el Salón de Westminster, resaltó su firme voluntad de continuar con el legado y enseñanzas de la monarca, a quien le reconoció su deber desinteresado de cumplir siempre al pueblo, hecho que logró hasta el último día de su vida.
El heredero de la Corona británica agradeció las palabras de afecto para honrar la memoria de la reina más longeva en Gran Bretaña al retomar palabras de William Shakespeare para la reina Isabel I “era un modelo para todos los príncipes vivos”, frase que aplica también para la reina, de quien Carlos resaltó hace sentir el peso de la historia; mientras que su hijo menor, Enrique, afirmó que la recuerda como una guía por su “sonrisa contagiosa, inquebrantable gracia y dignidad”.
Luego de su presentación en una abarrotada sala de honor del recinto, Carlos III viajó a Edimburgo en donde encabezó el cortejo fúnebre de la reina de 96 años de camino del Palacio de Holyrood a la Catedral de Saint Giles, en donde se colocó encima la Corona de Escocia.
Enfundado en uniforme militar, el nuevo monarca acompañó el cortejo en silencio junto a sus hermanos la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, escoltados por un Regimiento Real de Escocia y una Guardia del Rey.
Pese a la ceremonia luctuosa, también hubo abucheos para el mayor de los herederos, pues no todos consideran que es el óptimo para asumir la Corona, mientras que también hubo críticas para Andrés al recordarle el escándalo de agresión sexual por el que estuvo a punto de ser llevado a prisión, cabe destacar que el tercero de la dinastía no portó la vestimenta de la realeza, como sus hermanos, debido a que le retiraron sus títulos por ese caso, ligado a su amistad con el depredador Jeffrey Epstein.
En homilía, recordaron que ella es la única monarca que conoció la mayoría en GB, con siete décadas en el trono.
Previo a la ceremonia, miles de personas esperaban en filas kilométricas en espacios delimitados por rejas afuera del recinto para ingresar, aunque sea por unos minutos, al recinto y ver el ataúd de su majestad, mismo que permanecerá cerrado, según el protocolo.
Por la tarde, el lugar fue abierto y entre llantos y sonrisas la ciudadanía ingresó para despedir a la reina, pues el féretro permanecerá 24 horas en el lugar hasta hoy cuando se reanude su ruta hacia la Abadía de Westminster en donde se realizará el funeral de Estado el próximo 19 de septiembre.
Y hasta el cierre de esta edición continuaba el ingreso controlado de los escoceses y visitantes para honrar la memoria de Isabel II; pese a las condiciones climáticas y la larga espera, destacaron que el momento histórico valía la pena, mientras cientos más reconocen lo difícil que es imaginar un Reino Unido sin ella y miles más hacen filas en Londres para despedirla.
En torno a las demás ceremonias previstas, la casa real y la oficina de la primera ministra, Liz Truss, confirmaron que será hasta el 18 de septiembre cuando se realice el minuto de silencio nacional, un día antes del funeral al que decenas de mandatarios, líderes y monarcas alistan su asistencia, entre ellos la familia real de España que confirmó que irán Felipe VI y Letizia, así como sus padres y reyes eméritos Sofía y Juan Carlos, éste último primo de la difunta Isabel II.
LRL