El tifón Nanmadol azota Japón, mientras el suroeste del país se prepara este domingo para la llegada de intensas lluvias, pese a que el fenómeno parece haberse debilitado. En las últimas horas, ha obligado a mantener activa la alerta máxima.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA, por sus siglas en inglés) rebajó la categoría del fenómeno de “violento” a “muy fuerte”. Nanmadol arrastra rachas máximas de viento de 250 kilómetros por hora y la isla de Yakushima ya registró en las primeras horas de hoy ráfagas que superaban los 160 kilómetros por hora.
Por el tifón cerca de dos millones de hogares han recibido la orden de evacuación en la isla japonesa de Kiushu, en el suroeste del archipiélago. Se trata de una tormenta "sin precedentes", según las autoridades, quienes han emitido una alerta de nivel 5, la más alta de la escala de desastres japoneses.
El tifón ya ha causado daños en el sur de Kyushu, incluido el derribo de una parada de autobús en la prefectura de Miyazaki y la rotura de la ventana de un salón de pachinko en la prefectura de Kagoshima, según la emisora NHK.
Se espera que el tifón toque tierra el domingo en la provincia de Kagoshima y que desde allí continúe hacia el norte, antes de dirigirse hacia la isla principal de Japón.
"Hay riesgo de tormentas sin precedentes, olas altas, marejadas ciclónicas y precipitaciones abundantes", explicó a la prensa Ryuta Kurora, jefe de la unidad de previsiones meteorológicas de la agencia.
"Se pide máxima precaución", agregó, pidiendo a los residentes que evacuen el área lo antes posible. "Este tifón es muy peligroso", afirmó.
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