Sólo 45 días duró la cuestionable gestión de la primera ministra británica, Liz Truss; aunque trató de esquivar las presiones y advertir que no abandonaría el país, finalmente renunció sin siquiera imponer las bases de su proyecto económico.
Las dos dimisiones en el gabinete en menos de una semana en Economía, Kwasi Kwarteng, e Interior, Suella Braverman, fueron el último golpe para la exministra de Exteriores, quien no logró echar andar su plan financiero, pues sus apuestas arriesgadas para recortar impuestos y las facturas energéticas revolucionaron a los mercados y llevaron al desplome a la moneda británica, la libra esterlina.
Horas después de sostener que era “una luchadora”, Truss incumplió su promesa y admitió la derrota ante el Partido Conservador, pues su estrategia sólo provocó mayor caos y golpeó la estabilidad regional en un momento en que el mundo sufre también una situación crítica.
Tras no afianzar su plan para reducir el impacto al bolsillo de las familias, la funcionaria hizo oficial su salida ante el público y ante el rey Carlos III, pues es la primera premier bajo ese trono, pues asumió el cargo en la recta final de la monarquía de Isabel II.
Y esa decisión dio un impulso a la moneda, pues ésta registró una ligera recuperación frente al dólar, pero con incertidumbre por posibles cambios en lo que se nombra a su sucesor, tiempo en el que ella seguirá al frente, a la espera de que su reciente ministro de Economía, Jeremy Hunt, tenga un nuevo presupuesto a fin de mes, luego de romper las aspiraciones de Truss por la turbulencia generada.
Luego de un polémico cambio gubernamental, pues su antecesor Boris Johnson fue forzado a renunciar entre escándalos, Gran Bretaña evidencia otra vez serios problemas para sostener un gobierno en medio de las crisis económicas, mientras aún lucha con cambios en torno al Brexit y la desconfianza externada por decenas de tories.
A ello se suman las críticas del Partido Liberal, pues legisladores recordaron que en poco más de una década el rival suma cuatro fracasos con igual número de primeros ministros. De ellos, la más reciente impuso un récord por su acelerada salida y los dos anteriores, Johnson y Theresa May, apenas rebasaron los mil días en el cargo antes de dimitir.
Por ello, empujan la posibilidad de adelantar las elecciones generales con miras a arrebatarles el poder ante el descontento por las últimas gestiones tories, pero éstos últimos mantienen la mayoría y ese escenario se ve complicado, pese a los duros cuestionamientos de los adversarios, pues el dirigente laborista, Keir Starmer, calificó a los más recientes gobiernos conservadores como “una puerta giratoria al caos”, ante los retrocesos, de acuerdo con medios británicos.
Sin embargo, el Congreso busca dar vuelta a la página tras el periodo más breve de gobierno en la historia de la nación —la mitad del de George Canning, quien murió a 119 días de asumir las riendas del país—. Y ya alistan las bases para acelerar la decisión sobre un nuevo premier a
más tardar el próximo 28 de octubre, a sólo tres meses de iniciar la última votación en la materia.
El presidente del Comité de 1922, Graham Brady, confirmó las especulaciones de que solicitarían más votos para reducir la lista de aspirantes, pues el mínimo para ingresar a la contienda es un respaldo de al menos 100 tories, cinco veces más que el requisito de julio pasado para evitar tener una lista de hasta 10 personas, pues en la última votación ésta cerró a ocho finalistas.
Al respecto, líderes dijeron que al subir el apoyo inicial podrían limitar la contienda a tres candidatos entre los que ya se barajan varios nombres, aunque ninguno confirmó en las últimas horas sus intenciones de ser el sucesor de Truss.
Aliados y medios de comunicación ya analizan nombres como el propio Boris, quien según el diario Mirror al enterarse de una nueva contienda regresó de inmediato en avión a Londres, presuntamente para ratificar su intención de regresar al gobierno, aunque algunos consideran que es muy pronto, al recordar que se fue en medio de una serie de escándalos, pero otros lo ven como la mejor opción ante el fracaso de mes y medio de su sucesora y quien fuera su canciller.
En esta lista también aparece el hombre que fue derrotado el mes pasado por Truss, pues Rishi Sunak podría competir nuevamente, donde ven amplia garantía en el tema económico, sector en el que también aparece Hunt, quien aterrizó las propuestas de la futura ex primera ministra al sostener que éstas detonarían en un peor escenario económico, pero algunos dicen que está más enfocado en sujetar las riendas de dicho plan.
En ese tema destacan las coincidencias entre Sunak y Hunt, pues ambos provocaron la caída de sus respectivos mandos con movimientos en el gabinete; el primero, quien luchó en plena pandemia, salió en rechazo a la gestión en turno y el otro por revolucionar la administración actual. Sus perfiles exponen el interés de los conservadores y del país por corregir el rumbo económico.
Pero también hay al menos una mujer en este desafío, pues la exministra de Defensa Penny Mordaunt buscaría nuevamente el respaldo de una mayoría para tomar las riendas del país.
En tanto, algunos medios británicos también lanzan sus apuestas y prevén que la decisión final sea entre Johnson y Sunak, pues estiman que si hay sólo tres perfiles de inmediato uno sea eliminado, para lograr la decisión antes del nuevo presupuesto británico.
