En su estrategia para reforzar a las tropas que combaten en Ucrania el régimen ruso recurre a todos los sectores para sumar soldados como condenados por delitos graves y enfermos de VIH y hepatitis C.
A poco más de un mes del llamado para convocar a unos 300 mil reservistas, medios opositores y agencias revelaron que la Duma o Cámara baja, aprobó la integración de presos a la guerra, de acuerdo con Europa Press, entre los que destacan personas acusadas de terrorismo, traición a la patria, espionaje y hasta secuestro.
Con esta decisión, el Kremlin confirma las revelaciones de medios opositores de que el presidente Vladimir Putin veía a las cárceles como el mejor reclutamiento, pues los opositores adelantaron que pretendían enviar a un gran de grupo de éstos a territorio ucraniano bajo la condición de que los indultarían.
Asimismo, algunas agencias reportaron que el gobierno de Putin ya agrupó a enfermos de las prisiones del país al enviar supuestamente a personas tratadas por VIH, hepatitis C y otras enfermedades contagiosos graves y según inteligencia ucraniana estos combatientes son identificados con pulseras con colores distintivos como rojo y blanco. Pero decenas de militares en Ucrania han rechazado pelear junto a estos y hasta médicos les niegan atención médica cuando resultan heridos en combate.
Estos reclutamientos se suman a la integración de presuntos mercenarios, hecho que denunció el gobierno de Volodimir Zelenski casi al inicio de esta invasión.
Además, en las últimas semanas el régimen y el Ministerio de Defensa notificaron que se alcanzó la meta prevista en torno al reclutamiento a ocho meses de la guerra, aunque no se ha confirmado oficialmente si éstos ya fueron desplegados, aunque fuentes ucranianas exponen que algunos fueron enviados incluso desde que se hizo el llamado.
