Un juez ordenó a Mark Meadows, quien fuera de gabinete del expresidente estadounidense Donald Trump, rendir declaración por la presunta interferencia en las elecciones del 2020.
En la antesala de otra votación, esta ocasión intermedia, el jurista Edward Miller aceleró el testimonio de quien consideran un “testigo necesario”, al precisar que fue el enviado del republicano para presionar a funcionarios de Georgia por teléfono y de manera presencial.
Según la investigación de la fiscal Fani Willis, el también excongresista participó en un encuentro a finales de diciembre de ese año, un mes después de las elecciones, para discutir con personal electoral denuncias sobre supuestas irregularidades de votos de esa entidad y también habló con el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, en busca de hallar los votos que le dieran la victoria al entonces inquilino de la Casa Blanca.
Asimismo, se reveló que Meadows envió correos e hizo visitas sorpresa, lo que revela su nivel de implicación, para exigir que se analizara la legalidad de votos por correo para tratar de quitar sufragios al rival y que el republicano ganara, hecho que no ocurrió, por lo que los asesores de Trump aumentaron los alegatos de un supuesto fraude, sin evidencia de por medio.
Por ello se busca su declaración, pues como hombre de confianza del entonces presidente también fue testigo de reuniones y llamadas que Trump le hizo a funcionarios de Georgia para presionar en busca de una medida que le diera la reelección ante Joe Biden; es decir, conoce a detalle cómo se desarrolló la trama para cuestionar la legalidad de los comicios e insistir en un supuesto fraude.
Ésta no es la primera vez que es buscado para dar un testimonio en torno a los intentos para revertir en resultado antes del asalto al Capitolio, pero en ocasiones anteriores Meadows libró los llamados, con varias artimañas legales, la última hace sólo una semana.